Ahora que estamos terminando el año… ¿Has tenido tiempo de mirar tus propósitos para el 2020? Seguro que alguno de ellos fue viajar, encontrar el amor, estudiar inglés, ir al gimnasio… Propósitos, metas y deseos que hasta hace un año nos parecían perfectos, asequibles y hasta comunes. ¿Y ahora? ¿Seguirán en nuestra lista de propósitos para el 2021?
Personalmente creo que no. Si algo nos ha enseñado el 2020 es que nuestro estilo de vida, y la vida en general, no están asegurados. Y tampoco nuestros propósitos. De la noche a la mañana todo puede cambiar. Pensamientos y emociones, como la incertidumbre, la preocupación y el miedo, forman parte de nuestro día a día y tardarán en marcharse. Pero este año también nos ha hecho darnos cuenta de muchos otros propósitos que estaban en un segundo plano. El intentar vivir el presente, el cuidar de nuestros mayores, de cuidar nuestra salud… En definitiva, el 2020 nos ha traído un cambio de perspectiva. Un cambio de rumbo, de mentalidad, en nuestros propios caminos y como especie humana en general.
Después de un año de pandemia, confinamientos, crisis sanitaria y económica. De incertidumbre y miedos, los propósitos para el 2020 nos parecen ahora banales y superficiales.
“Viajar”, pero ¿viajar para qué? ¿Para poder decir a todos tus seguidores lo guay que eres por ir a tantos sitios? ¿por el postureo de una foto? Después de meses encerrados en nuestras casas, hasta ir a la compra nos parecía en marzo el mejor viaje de nuestras vidas. Y es que este año hemos aprendido el verdadero significado de viajar. Desconectar, alejarse de la rutina, cambiar de aires, libertad… Volver a respirar el aire de la montaña, volver a ver el atardecer en el mar. Volver al pueblo, a los lugares de nuestra infancia, a nuestra casa familiar.
“Amor”. Pero ¿de qué tipo? ¿el romántico? Si hay un amor que todos hemos desarrollado durante este año es el amor familiar. Lo hemos puesto por delante de nuestros intereses. Hemos dejado de vernos, de tenernos cerca, sólo por el amor que nos tenemos. Este 2020 nos ha enseñado que el amor es preocuparse por el otro, quererlo en las adversidades, en los peores momentos. Proteger y cuidar, desde la distancia, pero con mayor intensidad que el resto de los años.
Así podríamos continuar analizando nuestra lista personal de propósitos uno a uno. No digo que no sean importantes, pero igual no son tan prioritarios como cabría esperar. Entonces ¿qué es lo prioritario ahora? Para el 2021 los deseos compartidos por todo el mundo son salud, bienestar, esperanza y buena suerte, por ese orden. Y es que la salud ha pasado de ser un consuelo (“al menos tenemos salud”) a ser la primera y máxima prioridad. Salud para nuestros familiares, salud para nuestros amigos y para el resto del mundo. Salud, tanto física como mental, también para nosotros mismos.
Es hora de pensar en la lista de propósitos para el año 2021. Sabemos que no va a ser un año fácil, ni va a ser perfecto. La covid-19, el estado de alarma y toque de queda seguirán en nuestras vidas al menos unos meses más. La vacuna está en camino, pero aún queda mucho por recorrer para poder decir que hemos superado el coronavirus. Entonces, ¿qué le pedimos al 2021? Yo ya lo tengo claro. ¡No quiero desaprovecharlo! Quiero vivirlo al máximo todos los días, aunque sea con la mascarilla. Disfrutar de la vida, aunque los días sean grises. No se puede esperar a vivir plenamente cuando todo esto pase. Porque lo que si va a pasar es la vida y el tiempo para aprovecharla. Ya sólo me queda desearos un buen comienzo de año, ¡felices fiestas y feliz 2021!