2020 y 2021: Dos años que cambian la forma de vernos

El 2020 fue un año de inflexión en la historia, en nuestras vidas y, también, en las tendencias. Eso hizo que nuestra forma de interpretar la realidad cambiase y se reflejase de forma antagónica. Por un lado, un deseo de volver a lo natural y lo esencial. Por otro, una necesidad de expresar un contexto que a veces puede parecer irracional con cortes muy cortos y colores extremos. Ya sabemos que todas las tendencias tienen unas contratendencia, así es cómo completan una visión de nuestra experiencia.

Regreso al origen

Cuando la realidad es cambiante necesitamos volver a las raíces, a ese lugar con cimientos que sabemos que no nos va a traicionar. «En cualquier momento de incertidumbre, buscamos certezas. Valores como la honestidad o la autenticidad nos dan seguridad. Por eso con la llegada de la pandemia los looks naturales tomaron un nuevo impulso. Además, había un contexto concreto, el estar en casa, que también lo favorecía. Era el momento de relajarse y dejar fluir en un entorno incomprensible y duro», explica Raquel Saiz de Salón Blue by Raquel Saiz desde Torrelavega (Cantabria).

Texturas sin artificios

Hemos abrazado nuestro pelo aceptando sus características y solo deseando resaltarlas. Hemos dejado de actuar contra natura con acabados que lo encorsetaban y no respetándolo. «El caso del pelo rizado es muy simbólico. Hemos rescatado las ondas y los rizos y los hemos potenciado no solo con productos de acabado, también con cortes como los shaggys y los flequillos. Las melenas largas también nos liberan de todo lo que es costoso de mantener. Buscamos cortes y texturas sencillas que superen dignamente un lavar y listo. No queremos más complicaciones.», indica Charo García de Ilitia Beauty & Science desde Balmaseda (Bizkaia).

La energía de los colores extremos

El regreso de la naturalidad también ha traído consigo una tendencia opuesta. La realidad se acepta, amoldándonos a ella, o bien expresamos con vehemencia nuestra incomodidad. Esto último es lo que consiguen las coloraciones de fantasía, desmarcándose de lo natural. «Quizá nunca antes personas de distintas generaciones se habían atrevido con una propuesta tan arriesgada. Lo normal es que los jóvenes experimenten, sin embargo, tonos como el rosa, el lavanda, el azul, el amarillo, el rojo, etc. lo llevan mujeres de todas las edades. La necesidad de transgredir y atreverse es evidente y se produce porque nos sentimos unidos ante una situación sorprendente que nos perjudica a todos.», asegura M.ª José Llata de Peluquería Llata Carrera desde Santa Cruz de Bezana (Cantabria).

Rompiendo cánones

La ruptura se produce ante la necesidad de crear lenguajes válidos para expresar lo que sentimos o cómo nos vemos. Así nos desmarcamos de lo que ya no nos sirve porque no nos sentimos identificados con ello. «El confinamiento fue una oportunidad para muchas mujeres para dejar aflorar sus canas. Detrás hay aceptación y ganas de crear nuevos códigos estéticos más tolerantes con la madurez de las mujeres. Algo que, en mi opinión, más que una tendencia es ya una opción. Queremos libertad y naturalidad y ambas cosas forman parte de las canas.», añade Felicitas Ordás de Felicitas Hair desde Mataró (Barcelona).

El carisma de los tonos oscuros

Los castaños oscuros y los negros han llegado cargados de magnetismo y personalidad. Nos posicionan de una forma más consciente y segura. Pueden parecer más serios, pero nos ayudan a reafirmar lo que somos. «Solo el 2% de la población mundial adulta es rubia, aunque los rubios son los tonos favoritos en muchos salones. Las melenas en tonos oscuros reivindican la belleza que posee la mayoría de la gente, por eso tiene cada vez más adeptas. Se trata de enfatizar ese tono, de hacerlo resaltar, y lo conseguimos a base de enriquecer el color y darle brillo. El resultado es muy atrayente, llama mucho la atención.», afirma Rafael Bueno de Rafael Bueno Peluqueros desde Málaga.

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Texto: Cabello Experience