Quedan unos pocos días para despedir el año. Un año insólito protagonizado por el virus global que nos asola. La Covid 19 ha paralizado todo y nos ha recordado lo prescindibles que somos en el planeta. El 2020 también ha sido un año de reivindicaciones en pro de la igualdad y los derechos humanos, como el movimiento del Black Lives Matter. Pero, aunque estemos ya en la recta final y todo se nos haya presentado de golpe, es necesario echar la vista atrás para analizar qué es lo que hemos aprendido.
Una de las primeras reflexiones que se me viene a la mente es: la caducidad de nuestro modelo de vida. Este año, el capitalismo en el que vivimos ha mostrado toda su fragilidad. La globalización se ha detenido para frenar la expansión del virus y los acuerdos comerciales internacionales se han paralizado. Sin hablar del turismo, que ha virado a un turismo más local y autóctono. También, como la pandemia ha devuelto parte de la vida salvaje destruida por la contaminación. En mi casa podía escuchar el cantar de los pájaros y ver a las ardillas saltar de rama en rama. Ha sido un año malo para la humanidad, pero positivo para el medio ambiente.
Otro de los pensamientos es el hecho de apreciar las pequeñas cosas. Mostrar cariño a aquellas personas que están a tu lado y son imprescindibles, permitir que entiendan lo que sientes por ellos. Hacer explícito tus sentimientos porque no hay razones para ocultarlos. 2020 ha sido minimalista en ese sentido, hemos cambiado planes, formas de vida a una forma mucho más limitada pero con la intención de seguir disfrutando del día a día.
Aunque podamos pensar lo contrario, el año ha generado mayor solidaridad entre los humanos. Hemos desarrollado un espíritu de lucha común. No solo me refiero a las movimientos de los Derechos Humanos (Black Lives Matter), sino también para salir adelante en tiempos complicados. Muchas veces pensamos que la pandemia ha proliferado el odio y la crispación (eso solo es la capa de la sociedad más visible). No debemos olvidar los aplausos a los médicos, la lucha en los hospitales por salvar vidas, aquellos que repartían comida a los más necesitados…nos debemos quedar con lo positivo.
En suma, no todo lo malo de un año para olvidar debe de ser visto des una óptica negativa. Hay que mirar el pasado con entendimiento, comprensión y desde el aprendizaje. Esperemos que el 2021 mejore y podamos cumplir nuestros propósitos, aplazados del año anterior.