La moda siempre ha sido un reflejo de las transformaciones sociales y tecnológicas, así como una forma de expresión personal que transmite mensajes indirectos a los demás. Por estas razones, el estilo y la moda juegan un papel crucial en la sociedad. Durante la última década, las tendencias y la moda han experimentado una evolución significativa, especialmente respecto a los estilos y su consumo. Desde 2013 hasta hoy en día, diversos elementos como los avances tecnológicos, los movimientos culturales y la vuelta de antiguos estilos han producido cambios en la industria. Además, la influencia de las redes sociales y los influencers han acelerado los cambios en las tendencias.
En 2013 y 2014, se vivió el auge de las tendencias retro y bohemia. Elementos de décadas pasadas, como los años 70 y 90, fueron los protagonistas. Los estampados florales, chaquetas inspiradas en fraternidades universitarias y el estampado militar fueron algunos de los elementos clave de estos años. Además, los estilos retro y bohemio están muy relacionados ya que se basan en alejarse de lo comercial y darle importancia a lo que ya no está de moda.
Después en los años 2015 y 2016, la moda tomó un enfoque más minimalista y streetwear. Las prendas básicas y los colores neutros ganaron protagonismo, permitiendo una variedad de estilos, desde los más sobrios hasta los más sencillos dependiendo del resultado que buscadas. Mientras, el streetwear combinó elementos deportivos con la alta costura, llevando las zapatillas deportivas y las riñoneras a las pasarelas. Marcas como Supreme destacaron en este periodo.
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Entrando en los años 2017-2018, surgieron tendencias más sostenibles y se iniciaron movimientos de inclusión. La conciencia ambiental comenzó a entrar en la moda, impulsando a muchos diseñadores y marcas a adoptar prácticas más ecofriendly, como el uso de materiales renovables y reciclados. Además, la moda se convirtió en una plataforma para movimientos sociales y culturales como el feminismo, transmitiendo mensajes de empoderamiento a través de prendas y accesorios con mensajes reivindicativos. Como es el caso del desfile de Dior de la campaña primavera-verano de 2017 que lanzó la chispa para que esta tendencia entrará en millones de personas.
En 2019-2020, la tecnología y los influencers llegaron para quedarse en el mundo de la moda. Las prendas tecnológicas se han convertido en una realidad, a través de ropa que mide la temperatura corporal o que incorpora funciones inteligentes. La realidad virtual también forma parte de la moda, permitiendo que los clientes se prueben virtualmente la ropa antes de comprarla. Los influencers, con su presencia en redes sociales, influyeren significativamente en las tendencias y el comportamiento de compra de los consumidores siendo los intermediarios entre las marcas y los compradores.
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En estos últimos años, 2021-2023, dos estilos contrapuestos dominan la moda: la elegancia y el desenfadado. Los años 2000 resurgen con pantalones de tiro bajo, campana, tops cortos y brillos, impulsados por celebridades como Rosalía, Tini y la serie «Euphoria» han servido de inspiración para que miles de jóvenes tengan un flash back a este estilo.
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Mientras que el old money busca recordar la inspiración de Chanel como estampados más elegantes, la vuelta del traje o la falda de tablas. Una inspiración icónica para la generación Z del este estilo de moda ha sido el personaje de Gossip Girl, Blair Waldorf. Cortes limpios combinados con patrones clásicos como las rayas o los cuadros destacando los colores vibrantes y pastel.