Gucci ha sido el encargado de abrir la pasarela Milan Fashion Week 2017/18 con uno de los desfiles más esperados de la temporada. Por primera vez, los trajes del creativo diseñador Alessandro Michele, actual rey del mundo de la moda, fueron presentados en la nueva sede de la marca, en el número 79 de Via Mecenate, en el extremo sureste de la ciudad, en un antiguo edificio industrial de ladrillo rojo y exfábrica de aviones.
Todo un show que comienza con las luces se apagadas, el sonido de un helicóptero y las cortinas, que tapaban la pasarela, levantándose para desvelar un túnel de plexiglás iluminado por focos de colores que cambiaban de tonos, y una pirámide colosal al fondo.
La colección se llama: «El Jardín del Alquimista: un laboratorio antimodernista». Un jardín de colores que nos hace trasladarnos a otro mundo, donde sólo tienen cabida los sueños y la imaginación , y donde donde la fauna y la botánica son los protagonistas. Los modelos, hombres y mujeres, avanzan por esa cabina como si fueran fantásticas criaturas de un mundo paralelo. Este es el concepto natural y anti-moderno que la firma quiere plasmar en sus diseños para hacernos comprender que su proceso creativo ha sido cuidado al detalle.
Es un catálogo infinito, para hombre y para mujer, con flores, animales, insectos, el hippismo, los 70´s, las tribus africanas, los ovnis, la cultura inglesa de finales del siglo XVIII, la purpurina… Todo junto y revuelto en una especie de caos controlado y multicolor. Todo su mundo en cada look, en 120 looks para ser exactos.
Las mujeres presentan un aspecto ligeramente retro, con faldas midi plisadas con volantes y chaquetas combinadas con collares de perlas en tonos pastel. Perlas y brillos en zapatos y vestidos, mezcla de cuadros con flores en pantalones de campana, abrigos largos de paño, jeans bombachos y calcetines al tobillo sobre los pantalones, son otro de los puntos fuertes del desfile. Además de botas de tacón de aguja y zapatos gigantes y llamativos.
Los hombres optan por un estilo años setenta, con pantalones de pana con la bota de elefante y largos abrigos con solapas anchas.
El creador hizo hincapié en el efecto brillante, con materiales y decoraciones resplandecientes a través de dorados, cobres, plateados, cintas y perlas. Lo enriquece con accesorios como guantes de invierno, bastones, paraguas japoneses, joyas, gafas, sombreros inusuales y hasta una red de plata que cubre completamente la cabeza. A ello hay que añadir bolsos y maletas con los colores de Gucci, algunos particularmente originales.
La música, del tipo instrumental, clásica y emocionante, ha sido compuesta por el músico islandés Jóhann Jóhannsson.
Alessandro Michele tomó su arco final en una camiseta amarilla de Gucci, pantalones vaqueros rasgados y una gorra verde de los Yankees.