A través de sus fotos de Instagram, vídeos en YouTube y blogs, conocemos su modo de vida, sus gustos, las últimas tendencias y cuáles son sus marcas favoritas. Pero lo que no conocemos es el mundo que hay detrás de esa foto con cientos de likes, el caché que tienen e incluso las exigencias, a veces desorbitadas, que piden para acudir a algún evento o promocionar un determinado producto.
Muchos influencers gestionan directamente su cuenta o canal pero otros muchos, sobre todo los que se dedican de manera profesional a esto, cuentan con un manager o agencia que son los encargados de decidir que marca o firma es buena para seguir aumentando la visibilidad de su representado. En los últimos años han aparecido numerosas agencias de social marketing que se encargan de ofrecer a las marcas los mejores instagramers, youtubers y tuitstars tras un estudio sobre sus perfiles, acorde a la filosofía de vida y valores de la marca. Tal es así que aquí no sólo se mira el número de seguidores que se tiene, sino que es igual de importante la interacción que el influencer tiene con sus seguidores.
Hablando de cifras, en el mundo fashion las bloggers más relevantes cobran entre 300 y 1.000 euros por publicación en redes. Si hablamos de instabloggers de primer nivel como Dulceida (1.7M), Lovely Pepa (1.3M), Gala González (757K) o My Peeptoes (317K) sus tarifas han aumentado en los últimos años en proporción a su número de seguidores en Instagram. Y si además incluyen un post en sus blogs, éstos pueden estar remunerados entre unos 1.000 y 1.500 euros.
Pero no sólo los acuerdos se cierran entorno a una cifra sino que muchas veces traen consigo acuerdos como el compromiso de publicación de varias imágenes de una marca, exigiendo exclusividad en esos posts, o incluso llegando a acordar que no van a nombrar a marcas competidoras durante un cierto periodo de tiempo, normalmente una semana.
En otro plano están las demandas que los influencers hacen a las firmas como billetes de avión en business, coches con chófer (que no taxis), varias noches de hotel extra en el destino, dietas ilimitadas o acudir siempre con un acompañante. Muchas veces estas exigencias vienen porque ya no es tan importante el dinero que se pueda recibir como en tener otra forma de compensar esa publicidad. Por ejemplo, en el sector del marketing de viajes algunas agencias creen que proporcionar experiencias memorables y personalizadas al influencer puede ser una forma mucho más valiosa de retribuirlos.
Así que la próxima vez que veamos una foto de un influencer mostrando un producto o una marca pensaremos qué habrá recibido a cambio por hacerlo o cuántos seguidores habrá conseguido y que le servirán para su siguiente promoción.