Juanjo Oliva regresa a la MBFWM tras haber anunciado en la última edición del mes de septiembre su decisión de romper con el calendario tradicional de dos colecciones al año con 6 meses de antelación, para presentar las colecciones de Otoño – Invierno en Julio y las de Primavera – Verano en Enero, como siempre hizo la Alta Costura en París. Sin embargo, en esta 67º edición de la pasarela madrileña si estará presente.
La colección llama la atención, sobre todo, por tener una paleta de colores en la que destacan el mostaza, el blanco y el negro con looks marcados por un estilo casual uniendo en un único espacio la decoración y la moda. Hay que destacar, que está enmarcada dentro del concepto ‘See now, buy now’ lo que quiere decir es una colección en la que se podrá comprar la ropa y accesorios al mismo tiempo que pisa la pasarela.
Los grades protagonistas han sido prendas poco ajustadas y llenas de grandes volúmenes en las que se combinan tejidos clásicos con prendas de punto.
Oliva nos ha mostrado mucha asimetría, y alguna transparencia, jugando y mezclando mucho los olores tierra. Una colección para mujeres y hombres muy por igual para ambos sexos, destacando la sencillez de sus líneas y una clara ausencia de estampados, aunque alguno se ha dejado ver en forma de trazos en blanco y negro.
Pero a pesar de la elegante y sutil sencillez, cómo siempre, esta nueva colección ha pisado fuerte, al igual que las botas de inspiración militar con las que iban calzados los modelos, dejando claro cuáles eran las claves de este desfile: eterno, modernidad recompuesta, audaz, y todas las temporadas. En definitiva, un nuevo género.