Úrde Studio presenta su colección Otoño/Invierno en el desfile para Samsung Ego, un espacio donde se reúnen los nuevos jóvenes talentos de la moda. Javier González es su director creativo que concibe la moda como un lienzo en blanco para su desarrollo creativo y experimentación, eso es lo que ha querido transmitir con Anhelo, una colección sobre la reflexión y el pensamiento en solitario, la simple acción de mirar por la ventana y conectar con nosotros mismos en vez de ver lo que hay en el exterior.
En sus diseños para la Mercedes Fashion Week lleva el gesto a su mínima expresión con volúmenes que se pliegan, se hacen rígidos y crean formas imposibles, un barroco minimalista del S.XXI. En su paleta de colores destacan los azules en la mayor parte de su gama, contrastados con el arcilla imperial o gris sobre amarillo mimosa en tejidos gruesos de fieltro natural con estampados de árboles y hojas que podemos ver al asomarnos a una ventana.
Entre sus piezas destacan jerseys de lana gruesa con mangas de globo combinados con faldas con volúmenes, además de jerseys hasta las rodillas en forma de vestidos. Algunos de ellos agujereados estratégicamente simulando los huecos de las persianas por donde sutilmente pasa la luz del sol, Javier simula los rayos solares con un forro en color metalizado. Las piezas over size han tomado la pasarela en forma de vestidos, faldas midi, pantalones capri y pata de elefante, abrigos evase y cuellos de cisne o la caja, todo esto marcando una línea amplia que desvanece la silueta femenina en la cintura y la cadera, y acentúa los hombros para mantener una feminidad tímida, ingenua y sofisticada al mismo tiempo, con siluetas rectas y evase con multitud de pliegues y volúmenes.
Anhelo alude al transcurrir del tiempo, la añoranza, la melancolía de lo que ya fue. Cada prenda es un trocito de tiempo que queda inmortal y paralizado para el recuerdo, pero también alude a los sueños y las ilusiones. Un paseo por el pasado, presente y futuro que deja ser mirado a través de la ventana. Javier Gónzalez no nos ofrece prendas sino experiencias.