Los días de frío han llegado y con ellos los perfectos planes en casa haciendo maratón de películas y series. Es un clásico acompañar el invierno con una buena taza de café o infusiones, pero debemos informarnos acerca de cuáles son beneficiarias y cuáles son aquellas que prometen ‘milagros’. Hoy hablamos del té kombucha, una bebida que estuvo de moda hace casi cuatro años.
Esta infusión es una bebida que se elabora a partir de té endulzado que ha sido fermentado por una colonia simbiótica de bacterias y levadura. Esta colonia se llama SCOBY y se caracteriza por tener un aspecto gelatinoso y porque se puede multiplicar indefinitivamente si recibe alimentación.
Algunos de los beneficios que promete son: mejora problemas digestivos y del tránsito intestinal, mejora los niveles de energía, fortalece el sistema inmunológico, disminuye los síntomas premenstruales, normaliza la presión arterial, combate la artritis y disminuye el dolor de articulaciones, previene la pérdida de memoria, mejora problemas de la piel y sirve para aclarar el cabello y fortalecer el cuero cabelludo, etc. Pero la verdad es que no existe ninguna evidencia científica que verifique estos beneficios.
No se recomienda hacer este té en casa porque requiere una higiene muy escrupulosa para eliminar las bacterias, ya que «al ser un ‘organismo vivo’, la kombucha puede recibir durante su fermentación numerosas contaminaciones de bacterias y hongos perjudiciales para nuestra salud. Si no hacemos una fermentación elevada en acidez y grado alcohólico, que podrían eliminar dichas contaminaciones, y bebemos el brebaje demasiado pronto, corremos el riesgo de intoxicarnos.» eldiario.es
Por otro lado, si se ingiere en el momento adecuado, puede aportarnos vitaminas y sobre todo probióticos, que son microorganismos que contribuyen a mejorar la salud de nuestra flora intestinal. No se recomienda para tomar diariamente ya que se han registrado datos de problemas agudos intestinales y hepáticos en enfermos de VIH y hepatitis que consumieron repetidamente kombucha.