Irene Sánchez|
¿Hacen los cantantes su propia música o lo que las discográficas les obligan? He aquí la eterna duda. ¿Quién es qué? Lo primero a tener en cuenta es que un aspecto a tener en cuenta dentro de la música son las discográficas o sellos. Grandes corporaciones de capital de riesgo que a principios de los 70 ven el negocio que hay en la comercialización y distribución de música y artistas. Es entonces cuando se establece su modelo de negocio en tres áreas: producción, comercialización y distribución. Esta estrategia les da una ventaja extra porque controlan la producción y distribución bajo la misma empresa.
Estos grandes cambios de vender música han traído como consecuencia una entrada fuerte al mercado de los sellos independientes ya que con Internet han sabido aprovechar el contacto directo que les permite tener con su audiencia evitando de esta manera, la intermediación. Antes de que las productoras independientes vieran la luz, los sellos discográficos copaban el 100% del mercado mundial. A día de hoy la situación ha cambiado y controlan el 70% del mercado.
Trabajar con una discográfica es el deseo de innumerables artistas porque de esta manera se les ayuda a recuperar grandes cantidades de dinero, contratar mejores estudios de grabación, mejores productores musicales y productoras de vídeo a la vez que pueden invertir más en promoción y puesta en venta de sus discos. Además, su repercusión en medios de comunicación será mayor, ya que pueden invertir mayores cantidades de dinero en diferentes áreas.
En cambio, a principio de los 80 la estrategia musical de negocio cambió. Nacen los sellos independientes que no participan en la cadena de negocio entre agencias discográficas y grandes disqueras. Gracias a estos sellos independientes hemos podido conocer los ritmos más importantes como el country, blues, rock, hip-hop, grunge, entre otros. Motown, Atlantic, Virgin han sido el motor de cambio de estos sellos independientes.
Para un músico ser parte de un sello independiente tiene grandes ventajas como tener el control creativo sobre su material, recibir mayor porcentaje por la venta de sus obras, vender los discos en sus espectáculos en vivo, participar más activamente en la toma de decisiones respecto a la estrategia y mercadeo de su propio material discográfico.
En cambio, también presenta desventajas frente a las grandes discográficas, como por ejemplo puede ser que los discos y promoción están hechos de manera local, con pocos recursos financieros, lo que puede afectar en el sonido, promoción, presencia en medios, etcétera.
A día de hoy, la música sigue siendo un negocio, y las grandes distribuidoras se encargan del 70% del mercado mundial, esto es un hecho obvio. En cambio, cada vez es más común que surjan otras alternativas de compra y consumo de música debido en gran parte a Internet y la distribución musical a través de la red, la música libre a través de licencias “Creative Commons, y un largo etcétera. Desde luego, si una cosa queda clara es que el eterno debate entre ¿qué es mejor? ¿entrar en una discográfica grande o ser independiente? Siempre estará ahí y será el cantante quién decidirá y pondrá en su balanza personal qué le interesará más, según sus objetivos, vivencias personales… y por qué no decirlo, un golpe de suerte.