Cada año, las cadenas de televisión públicas y privadas nos sorprenden (más bien somos nosotros los que nos dejamos sorprender) por la tradición disfrazada de una expectación que engloba como primer titular los estilismos de los presentadores de las campanadas. Las cadenas buscan que los espectadores se queden con ellos, y para ello utilizan caras conocidas, personajes polémicos y recursos ya existentes como ‘el Caso Pedroche’. Año tras año, La 1, Antena 3, La Sexta y Mediaset, se reúnen en la Puerta del Sol para dar la entrada al nuevo año. Una novedad ha sido que Mediaset ha abandonado Madrid, porque a pesar de que la tradición engancha y la Navidad es lo que requiere, España es mucho más que su capital.
En líneas generales, los looks fueron controvertidos, polémicos y muy, pero que muy virales. La 1 contó con el televisivo Roberto Leal y la clásica Anne Igartiburu. Como siempre, la presentadora, veteranísima en la misión de dar las camapanadas, acaparó las miradas gracias a un vestido rojo firmado por Lorenzo Caprile. Un maravilloso diseño que ocultaba cuatro tributos: voluntarios, fútbol femenino, Mecano y Ramón García y Raffaella Carrá. Twitter se ha llenado de memes, y es que a pesar de la suntuosidad de este diseño de Caprile, el vestido de Igartiburi resultó ser una mezcla entre la flamenca de WhatsApp y un regalo. Magia y festividad. No está mal para la línea de La 1, que, como de costumbre, se desarrolló sin sorpresas, siendo esclavos a un guion rígido, donde tradición y clasicismo fueron los invitados VIP.
La Sexta apostó por sus repetidores, Iñaki López y Cristina Pardo. El look de Pardo supuso una mirada al mítico rock romántico. Una falda de tul negra y una chaqueta de cuero integraron su apuesta para esta Nochevieja, una apuesta muy dispar al resto de sus compañeras, aunque sin duda, lo que de verdad valió la pena, fue el guiño que le hizo a su compañera: “En esta cadena no pasamos frío. Estoy muy calentita». Creo que todos sabemos de quién está hablando.
Mediaset se trasladó de la Puerta del Sol a Plaça Nova de Sant Llorenç des Cardassar, pueblo afectado el pasado mes octubre por graves inundaciones. Minutos antes de las 12, invitaron a algunos protagonistas del desastre para que pidieran su deseo de año nuevo, un gesto muy noble y también muy visual. Con Lara Alvárez y Jesús Calleja como presentadores de todo el grupo de Mediaset, Calleja destacó con su impecable esmoquin y sus deportivas al más puro estilo aventurero. Por su parte, Lara lucía un traje muy sencillo firmado por Juan Avellaneda. La chaqueta, de color azul noche y con brillos irisados, contó con solapas a pico de color negro negro que conjuntaban con el pantalón ligeramente acampanado. «Hemos buscado un estilo sobrio, contemporáneo y sofisticado que es con el que Lara se siente cómoda», declaró el director creativo.
El diseñador, por su parte, explicó en su cuenta de Instagram la inspiración para crear el diseño:
“De niño creía que las estrellas eran esos seres queridos que nos han abandonado y que por la noche nos cuidan. Con esta idea quería hacer un homenaje a las víctimas de las inundaciones de Sant Llorenç des Cardassar (Mallorca) del pasado mes de Octubre pero también siempre he creído que cuando sueñas con un cielo estrellado es un sueño lleno de positivismo».
Un estilismo que, por su significado, mensaje o sencillez, no pasará desapercibido.
“Uso cristal reciclado en los zapatos para colaborar con el medio ambiente. Simboliza mi compromiso personal con el reciclaje y el medio ambiente y la lucha contra el cambio climático. (…) Deseo que en el 2019 la clase política y las grandes empresas trabajen para reducir la contaminación, las emisiones de CO2, la deforestación y los plásticos que inundan nuestros mares y océanos. Si no queremos ser la próxima especie que desaparezca, pensemos qué mundo queremos dejar a nuestras hijas e hijos. Tenemos que ser conscientes de que no existe otro planeta al que mudarnos. Hagamos un planeta mejor, más habitable, con mares y bosques sanos»; así comenzó Pedroche con su discurso.
«Bosques por los que correr libres y seguras. Hablo como corredora y como mujer, que llevemos zapatos de cristal no significa que seamos cenicientas. Que nos pongamos las zapatillas y salgamos a correr solas, no significa que no sepamos si vamos a volver sanas y salvas. Basta ya de crear una sociedad de miedo y de terror: yo no voy a callar hoy. Por las mujeres que ya no podrán levantar su voz en este año que comienza».
Tras esas palabras, se deshizo de la capa que la cubría y mostró a la expectación de media España un bikini, para ella vestido de dos piezas con el que se definía como «Una hada del bosque (…) me siento como un algodón de azúcar, una nube».
Firmado por Tom Hom e inspirado en un Yves Saint Laurent de hace 20 años, Pedroche ha puesto la nota hortera a las campanadas. ‘Vulgar, odioso y falto de elegancia’ son algunos de los adjetivos que se repiten en las redes sociales. Pedroche, protagoniza, una vez más, un aluvión de críticas. Dicen que lo importante es que hablen, da igual si para bien o para mal, pero lo importante que es hablen.
Pero el caso Pedroche traspasa fronteras a la hora de hablar sobre feminismo, dado que muchos sociólogos creen que el feminismo para muchas celebridades se ha convertido en una presión social. El país entero está dividido. El feminismo defiende que las mujeres vistan como les dé la gana, pero al final, Cristina Pedroche, al menos este año, ha acabado siendo una mujer con un cuerpo dentro de las medidas socialmente aceptadas por lo establecido al lado de un hombre, haciéndose la graciosa y semidesnuda.