Desde el año pasado, Nicolas Ghesquière, actual director creativo de la firma, ha presentado sus diseños inspirados en un mundo virtual. El pasado día 5 de marzo, fue el encargado de cerrar la semana de la moda de París, y en su espectáculo posa su mirada en la calle, y no en cualquiera, él mismo ha bautizado su nueva colección como «geolocalizada«, con la mente puesta en Beaubourg, el famoso Centro Pompidou en el cuarto distrito y su gran plaza justo enfrente de este, la cual él ha descrito como «crisol de diferentes tribus todas uniéndose» y «un lugar de libre expresión»
La idea de esta colección era recrear todas esas diferentes «tribus» o subculturas. Es una tarea desalentadora, incluso quijotesca, para el líder creativo de una marca globalmente reconocida. Pero Ghesquière parecía disfrutar en el proceso de creación de esta colección, la cual él dijo que el proceso fue muy fluido: «cuando llegué la pregunta era, ¿es Louis Vuitton solo básicos?» Aparentemente, los resultados de ventas le decían que no, los clientes compran piezas que expresan su individualidad, diferentes y únicas.
La unión de esas subculturas empieza ahora, con una recreación del edificio diseñado por Renzo Piano y Richard Rogers, un museo dentro de otro museo. Además, Vuitton donará parte del set al archivo de Piano.
Los modelos recorrieron la pasarela, decorada con andamios metálicos y pintada en colores primarios, en botas planas y zapatos de cordones para hombres con suela gruesa. Los trajes no son un crisol, sino un mosaico de texturas enfrentadas, estampados, adornos que recuerdan al metal punk, volantes y cascos de cuero.