Es muy probable que, para todos aquellos que buscáis añadir a vuestra alimentación diaria alternativas saludables que picar entre horas, las tortitas de maíz sean de vuestros básicos recurrentes. Bien es cierto que, hoy en día, constituyen una buena opción como tentempié, ya que la cantidad de calorías que aportan es bastante reducida y suponen una fuente de hidratos de carbono complejos.
Sin embargo, esto no las convierte en las mejores, ya que poseen otras características que pueden hacer que te replantees la frecuencia con la que las ingieres una vez termines de leer este artículo. Así que, si quieres ser conocedor de la verdad que se esconde detrás de este snack, continúa leyendo.
Para la realización de este producto, se someten los granos de maíz a temperaturas muy elevadas dentro de un molde, con su propio punto de aceite y sal. De esta forma, se consigue que el vapor producido a dichas temperaturas haga que el cereal explote, formando la tortita, sin necesidad de grasas adicionales.
Pero, aunque el maíz se trata de un alimento englobado dentro del grupo de los cereales y, como dijimos antes, es de los snacks menos perjudiciales, si comparamos su versión en tortita con el resto de compañeros de su categoría, éste se trata de uno de los más calóricos.
Una sola ración de tortitas de maíz –alrededor de 9 gramos– contiene aproximadamente 35 calorías, lo que implica 387 calorías por cada 100 gramos. Otros como el arroz integral, o incluso algo aparentemente peor como son los espaguetis, presumen de una cantidad menor: 111 y 158 calorías, respectivamente. Incluso su prima, en versión tortilla, es mejor, ya que contiene nada más y nada menos que 218 calorías.
Si seguimos analizando la composición de las tortitas, un 80% de las mismas está constituido por cereal –maíz en este caso–, mientras que el restante 20% lo componen sal y saborizantes. Es decir, sodio e hidratos de carbono de rápida absorción, que tampoco se caracterizan por mantenernos saciados durante demasiado tiempo. Más concretamente, la cantidad de sal se sitúa en torno a 0,9 gramos por cada cien, por lo que todos aquellos que padezcan hipertensión deberían moderar su consumo.
Además, si se opta por unas más apetecibles, con cobertura de chocolate, hay que tener en cuenta un añadido de grasas saturadas que restan esa ligereza inicial. Es por ello que debemos fijarnos muy bien en el etiquetado antes de comprarlas, ya que pueden contener algunas poco recomendables como el aceite de palma o palmiste.
Por último, es conveniente saber que el consumo diario recomendado de este tipo de productos son tan solo unos 30 gramos. Al tratarse de un snack bastante ligero, a veces puede resultar complicado controlarse una vez se empieza a comerlo.
Está claro que la clave de todo en la vida es encontrar un equilibrio, y este caso no iba a ser menos. Los expertos no quieren transmitir que las eliminemos de nuestra dieta, sino que seamos plenamente conocedores de lo que ingerimos y combinemos estos tentempiés con otros elementos como pueden ser fruta, jamón york y queso, aguacate… En definitiva, existen mil opciones que hagan nuestros picoteos más completos, y sin tener que incrementar necesariamente la carga calórica de los mismos.