Domingo de mi vida. Qué distinto eres cuando estamos en verano. Las calles están llenas de vida, de personas paseando y de torpes turistas.
Como siempre, Malasaña nos ofrece su visión más chic, y entre una de las callejuelas del barrio más cool de Madrid, el Teatro Lara nos saluda sin vergüenza, con la potencia de sus grandes portones rojos. Esta tarde hemos venido a ser ‘Incondicionales’.
La Sala Lola Membrives me sonríe. Hola, tú. Le devuelvo la sonrisa – Sí, otra vez estoy aquí, ¿me echabas de menos? – y me siento en mi silla. Muchos de los presentes me miran. ¿Sabrán que soy ‘la de prensa’? A veces solo son sensaciones mías, y muchas otras, la culpa la tiene el vestuario. Nunca he sido muy discreta, y nunca he querido serlo. No soy castiza, ¿qué le vamos a hacer?
La sala se ilumina. En escena aparecen los dos únicos actores de la obra. Son los dos protagonistas. Lo tienen difícil, pienso. Llenar un espacio y hacer sentir al espectador es complicado sin adornos ni apoyos de ningún tipo. Es un trabajo comprometido de equipo. Necesitan concentración y mucha química. La obra promete.
Llenar un espacio y hacer sentir al espectador es complicado sin adornos ni apoyos de ningún tipo
Al entrar, he leído que las entradas estaban agotadas. La sala está atestada de gente, y eso es porque Incondicionales es una comedia que trata de mostrar la complejidad de recuperar una amistad después de una relación amorosa. ¿Se puede? ¿Puedes ser amigo o amiga de tu ex? Existe un debate acalorado sobre esto. Yo tengo mi opinión, como todo el mundo; pero otro día hablaremos de esto.
El caso es que Carlos Torres (actor y cómico) y la economista Patricia Muñoz se reencuentran en el funeral de su amigo Sergio Villanueva. Éste les ha dejado una carta que relata los momentos que su amistad superó mil y una barreras, descubriendo a los protagonistas la importancia del tiempo, la amistad y las barreras, no tan fronterizas, del amor.
Una comedia llena de tópicos, pienso al principio. La gente ríe con las salidas de tono de los actores, y eso es una buena señal. Hacer reír al público no es una tarea fácil. Además, consiguen que estos se involucren en la obra, que participen y que se conviertan en espectadores vivos dentro de la escena. Entre ambos actores, Bernardo Rivera y Candela Solé, se palpa la compenetración. Son ingeniosos, frescos e inteligentes. Sus diálogos chispean de vida el ambiente.
Lo más escandaloso del escándalo es que nos sigue sorprendiendo. Y si algo nos hace reflexionar y nos ‘escandaliza’ es que lo que están haciendo está (muy) bien hecho
Representan a la perfección el momento en el que la sociedad estaba cambiando. Vosotros, los gays, os apropiáis de todo lo que tocáis. El rosa, la purpurina y Lady Gaga. Me llevo las manos a la cabeza. ¿A quién le hace gracia eso? Miro a mi acompañante y su mirada denota escándalo. Lo que comprendo cinco segundos más tarde es que lo más escandaloso del escándalo es que nos sigue sorprendiendo. Y si algo nos hace reflexionar y nos ‘escandaliza’ es que lo que están haciendo está (muy) bien hecho.
Además, no es la única temática polémica que tratan. La mujer en la esfera laboral y los problemas a los se enfrenta cuando entra en un ‘mundo de hombres’ también tiene minutos de protagonismo. Patricia, Pati… Te entendemos.
El final no resulta del todo esclarecedor. Y os contaría a qué conclusión llega Paco Rodríguez Orozco sobre la amistad después de una relación; pero será mejor que lo comprobéis vosotros mismos cada domingos en el Teatro Lara a las 18:15h.
Ficha técnica:
Reparto: Bernardo Rivera y Candela Solé
Dirección: Paco Rodríguez Orozco
Producción: Que jArte!
Dramaturgia: Tomás Naranjo-Cluet y Bernardo Rivera
Escenografía: Ana María Serpa T.
Vestuario: Javier Morales
Diseño gráfico: Ana Rojo