Desde el lanzamiento de “El Mal Querer” Rosalía no ha parado de cosechar éxitos. Su música se ha extendido a lo largo y ancho del globo terráqueo, pero sigue contando con algunos detractores.
Hace unos meses la catalana fue acusada de ejercer lo que se conoce como apropiación cultural, es decir, de utilizar elementos de una cultura que no es la suya. Como tal no tiene una connotación negativa, pero se viene utilizando para explicar que algo es dañino.
Malamente además del inicio del éxito, fue el principio de una ola de críticas que se vienen repitiendo desde entonces. Señalan que habla con dejes andaluces sin ser ella de Andalucía y que incluso utiliza palabras cómo yeli o undebel propias del lenguaje calé.
También critican su estética. Muchos afirman que imita los rasgos propios de las mujeres gitanas; uñas largas, aros grandes etc. Para algunos crea un personaje falso que desde una situación privilegiada (frente al colectivo gitano) se puede, por ejemplo, vestir como las personas que viven en un barrio marginal y son discriminadas, sin ella haberlo sufrido.
Más allá de todo este debate de si Rosalía ejerce o no ejerce apropiación cultural debemos reconocer una cosa; su música ha dado la vuelta al mundo. Ha recibido dos premios Grammys, ha actuado en festivales reconocidos a nivel mundial, Coachella es el ejemplo más claro y además “Con Altura”, se consolida como el vídeo más visto en YouTube a nivel global. Los números están ahí.
Quizás lo que más me guste de Rosalía es su versatilidad también en cuanto a producción musical se refiere. Podemos escucharla cantando “La hija de Juan Simón” de Antonio Molina con un tono de voz dulce y melódico, pero también podemos escuchar “Aute Couture”, éxito de su propia cosecha con el que demuestra que se maneja con todo tipo de ritmos. Simplemente está creando un estilo propio a la hora de hacer música y eso, sin duda, nos gusta.
También llama la atención por los estilismos que utiliza. Sus apariciones en conciertos, en videoclips o incluso en fotos de Instagram no dejan indiferente a nadie. Dejan ver un estilo muy propio, muy rompedor y que también gusta mucho a sus seguidores.
Si me tuviera que mojar diría sí al fenómeno Rosalía. Crear un estilo propio y revolucionario nunca fue fácil. Si no que se lo digan a José Monge Cruz, más conocido como Camarón de la Isla, que cuando lanzó “La leyenda del tiempo” recibió críticas por mezclar elementos de jazz con flamenco. Y así le fue. Se convirtió en el icono mundial del género.