El Museo del Prado es la institución artística más importante de nuestro país, y una de las del mayor renombre en todo el mundo. Cada año, miles de viajeros provenientes de todo el mundo visitan este templo de la creación artística donde se custodian obras no solo pictóricas, sino también de carácter escultórico, ornamental o incluso utilitario. Comprendiendo más de dos siglos de historia y multitud de movimientos y estilos artísticos, estas construyen un viaje maravilloso a través de nuestra historia y nuestra propia identidad como españoles y como seres humanos. En su Bicentenario, celebramos su trayectoria y su importante papel en la divulgación de la cultura, recordando su historia y reflexionando acerca del actual papel del arte en el mundo.
El originario Real Museo de Pintura y Escultura, que en 1868 pasaría a denominarse Museo Nacional de Pintura y Escultura y finalmente Museo Nacional del Prado, abrió por primera vez al público el 19 de noviembre de 1819, exhibiendo 311 pinturas de la Colección Real, todas de autores españoles. Los cuadros colgaban de las paredes sin orden aparente, y la ahora impecable e impresionante Gran Galería parecía casi un almacén, con vitrinas que impedían el paseo en línea recta y visitantes con el cuello dolorido intentando observar las pinturas de las filas superiores. Ahora la realidad es muy diferente, y el disfrute de la colección, tan numerosa que resultaría imposible exhibirla en su totalidad se ve facilitada por una infraestructura moderna en constante actualización.
Tomando elementos que tradicionalmente se han utilizado para caricaturizarnos, hemos generado toda una pléyade de nuevos creativos en la vanguardia de la creatividad global. Y lo más importante, nos lo hemos empezado a creer.
Aunque el Museo cuenta con muchas piezas de gran valor artístico, los visitantes parecen mostrar una especial predilección por nuestro arte patrio. Sobre todo, si cuenta nuestra historia. Las Meninas, los cuadros de El Greco, los retratos de la corte de los Austrias mayores o las Pinturas Negras de Goya son las obras más visitadas de toda la muestra. Aunque no resulta algo sorprendente per se (estas pinturas son referentes del arte internacional), sí que parece existir una reciente corriente de gusto por lo español bastante extendida, que abarca más allá de la «tradicional» predilección que los turistas asiáticos profesan por nuestro país.
La fama de Rosalía más allá de nuestras fronteras, el éxito de Palomo Spain en Europa, la expansión transversal del trap y su estética o incluso el estrellato de producciones de sello español como La Casa de Papel, Élite o lo último de Almodóvar nos confirman lo que ya era casi evidente. Lo español está de moda. En un entorno cultural y social cada vez más complejo y convulso, nuestra cultura, con su cara más vanguardista, goza de un momento de fama y atención que no disfrutábamos desde hacía mucho tiempo. No es de extrañar, por tanto, que tantos quieran acercarse a conocer los orígenes de todo lo que se está creando ahora y la historia de ese país que parece resurgir constantemente de sus cenizas.
En un entorno cultural y social cada vez más complejo nuestra cultura, con su cara más vanguardista, goza de un momento de fama y atención que no disfrutábamos desde hacía mucho tiempo.
Este «efecto llamada» tan interesante parece encaminado a renovar el lugar de España en el mundo en lo que a cultura se refiere. Nos hemos empoderado. Tomando elementos que tradicionalmente se han utilizado para caricaturizarnos, hemos sido capaces de generar toda una nueva pléyade de nuevos artistas, músicos y creativos en la vanguardia de la creatividad global. Y lo más importante, nos lo hemos empezado a creer, y lo anunciamos a los cuatro vientos.
Y es que la cultura y el arte venden, y mucho. Bien lo saben la multitud de empresas y estados que cada vez apuestan más por incluirlo en sus programas de marketing y turismo como principal activo. Lo hacen hoteles, como el Mandarin Oriental de Taiwan que es galería casi en un 50%, con 1.700 piezas de arte diferentes, destinadas al disfrute y no a la mera ornamentación. Lo hacen también aerolíneas como Cathay Pacific, que está convirtiendo las paredes de sus lounges de Hong Kong en galerías de arte que se renuevan cada mes. En Macao, la capital asiática de los casinos, existe un bureau creado específicamente para gestionar las muestras y puesta en valor de los artistas locales. Podríamos seguir poniendo ejemplos indefinidamente.
En definitiva, el arte está de moda. El deseo de las empresas de generar un atractivo y experiencia únicos y diferenciados hace que incluirlo en sus actividades sea casi una obligación. Los estados llevan ya mucho tiempo con la cultura en el punto de mira, pero en España su éxito nos está sirviendo para ubicarnos a nosotros mismos, para autoanalizarnos y pensar en nuestra propia riqueza creativa y en por qué para comprender lo que tenemos ahora hace falta mirar al pasado. Si España está de moda, nada mejor que pasar una tarde de sala en sala por el Prado para averiguar por qué.