Por sorprendente que os parezca habéis leído bien, no, no nos hemos equivocado. Esta imagen del campo de lavanda que se extiende hasta donde alcanza la vista no es de la Provenza francesa, sino de la española. Y es que en la provincia de Guadalajara se encuentra Brihuega, una villa con mucho encanto a 33 km de Guadalajara y a solo 90 km de Madrid, donde el gran atractivo turístico son las miles y miles de flores en tonos morados que cubren sus campos.
El paisaje de este pueblo amurallado repleto de iglesias, fuentes, conventos y monasterios tiene durante los meses de verano (el tiempo de floración de la lavanda) el mismo aspecto que el de muchos otras muchas localidades de la famosa región francesa. Y esto se debe al color, entre julio y agosto el campo se vuelve morado, malva, violeta y fucsia, lila, púrpura… según la variedad de lavanda sembrada.
Llama la atención que esta zona tan poco conocida a nivel de España represente aproximadamente el 10% de la producción mundial de lavanda. Esta flor y su olor tan particular son un gran impulso económico para esta zona rural. Pero además, poco a poco se van convirtiendo también en un atractivo turístico en Brihuega y en la comarca. El Festival de la Lavanda reúne en los campos de espliego (la variedad de lavanda silvestre que crece en España) un sinfín de actividades como conciertos, picnics, visitas, conferencias, rallies fotográficos y paseos en globo. Hay además un moderno hotel-spa, el ‘Niwa Hotel-Spa’, el cual utiliza las flores de la zona para el ritual de uno de sus masajes más relajantes.
Pero no solo de la lavanda en julio vive esta villa. Brihuega es mucho más. Gracias a la Guía Repsol, descubrimos que en este pueblo manchego podemos encontrar toda una ruta de cuevas, grutas y caminos subterráneos que utilizaban los árabes. También una fortaleza defensiva que fue lugar de recreo para el rey Al-Mamún y su hija, la princesa Elima y un cementerio romántico donde yacen los restos de víctimas de la peste de finales del siglo XVIII.
Un lugar que no podía faltar en la visita a Brihuega son los jardines de la Real Fábrica de Paños, y es que estos preciosos jardines tienen su historia. Cuentan en el pueblo que uno de los propietarios de la Real Fábrica de Paños le regaló a su mujer una copia (más modesta) de los jardines de Versalles. El parecido es muy razonable. No dudéis en daros una vuelta entre sus fuentes y rincones escondidos, un refugio en verano donde estar algo más fresquito.
A nosotros la Provenza española ya nos tiene enamorados. Si contáis con algunos días libres, Brihuega y su lavanda son un buen destino donde disfrutar del paisaje más ¡francés!