Botticelli, Dalí, Toulouse-Lautrec, Goya… Es imposible leer todos los libros que existen, al igual que es más que improbable ver todos los cuadros del mundo. Por ello, a veces, está bien recibir una pequeña recomendación de los mejores libros y cuadros que leer y ver. He aquí una recopilación de las pinturas que marcaron toda una época y fueron capaz de hacer creer a los más escépticos.
Pero antes de comenzar, una pequeña guía del pintor y crítico de arte John Berger, que nos ayudará a comprender el arte de una manera más reflexiva.
Me parece que uno mira cuadros con la esperanza de encontrar un secreto. Un secreto no sobre el arte, sino sobre la vida. Si se encuentra, permanece como secreto, porque, finalmente, no es traducible a palabras. Con palabras se puede, solo a veces, dibujar a mano un torpe mapa para mostrar dónde se encontró el secreto.
El nacimiento de Venus (1485-1486)
El surgimiento de la diosa de la belleza que se enfrentó a toda aquella ideología tan conservadora de los desnudos. El pintor renacentista Sandro Botticelli tuvo que cambiar la pintura original para poder esconder los atributos femeninos que escandalizaban a la sociedad.
La familia de Felipe IV o Las Meninas (1656)
El siglo de Oro fue una época de esplendor para Diego Velázquez que finalizó su obra maestra. Llevando a cabo su propio autorretrato, fue uno de los primeros cuadros que, gracias al espejo del fondo del cuadro en que se encuentran retratados los reyes, consiguió una gran profundidad.
El juramento de lo Horacios (1784)
Se le considera el paradigma de la pintura neoclásica. Jacques Louis-David quiso captar uno de los momentos más sagrados de la sociedad romana. El saludo romano, con el brazo extendido y la palma hacia abajo. Una gran muestra de orden y geometrización propia de la época.
La maja desnuda (1797-1800)
Erotismo y provocación fueron los principales objetivos del pintor Francisco de Goya. Tal fue el escandalo, que le obligaron a llevar a cabo un nuevo retrato de la joven, pero esta vez totalmente vestida.
Los fusilamientos del tres de mayo (1814)
Francisco de Goya quiso retratar uno de los peores momentos por los que pasaba España. La lucha del pueblo contra la invasión francesa, al inicio de la guerra de la independencia española. Intentó retratar el dolor, la desesperación, pero esperanza de esos momentos.
El caminante sobre el mar de nubes (1818)
Uno de los cuadros más misteriosos y representativos del romanticismo. Se considera que es el propio pintor, Caspar David Friedrich, quien se encuentra al pie de las rocas de espaldas observando el maravilloso paisaje que hay frente a sus ojos.
La balsa de la medusa (1818-1819)
Locura, descontrol y demencia. El naufragio de la embarcación “La Méduse” fue un acontecimiento que marcó toda la época. Los supervivientes tuvieron que enfrentarse al hambre, la deshidratación y el canibalismo hasta que fueron rescatados. Así, Théodore Géricault, quiso representarlo.
La libertad guiando al pueblo (1830)
La represión de la monarquía francesa de Carlos X desembocó en uno de los mayores levantamientos de Francia. Eugène Delacroix, autorretratado también, quiso exponer la importancia de la situación llevando a cabo la unión de las distintas clases sociales a la lucha.
El temerario remolcado a dique seco (1839)
Lo nuevo siempre es mejor. El pintor romántico Joseph Mallord William Turner lo sabía bien.Por ello quiso mostrar el avance de la tecnología en un cuadro. Como la majestuosidad de una de las mejores embarcaciones que había en la época era arrastrada por uno de los primeros y pequeños barcos de vapor.
Ophelia (1851-1852)
El pintor John Everett Millais lleva a cabo la representación de una de las escenas de Hamlet de William Shakespeare. Encontramos a la amada de Hamlet tendida sobre el río sin vida. La fatalidad y el desconsuelo inundan la pintura.
El almuerzo de los remeros (1880-1881)
El autor impresionista Pierre-Auguste Renoir capta la naturalidad y espontaneidad de su grupo de amigos descansando en una terraza de un restaurante. Quiere representar la alegría y la felicidad de aquellos momentos de verano.
Terraza de café por la noche (1888)
Vicent Van Gogh representa el ambiente de una terraza de la ciudad de Arlés. Intenta expresar sus nuevas impresiones de la Francia meridional. El restaurante llamado “Café Terrace” posteriormente adquirió el nombre de “Café Van Gogh”.
La cama (1893)
Forma parte de un conjunto de 4 obras, junto con otros 16 retratos de prostitutas que le encargaban a Toulouse-Lautrec. El dueño de un prostíbulo de Francia quería decorar sus establecimientos con estas obras cargadas de erotismo y connotaciones un tanto dulces y tiernas.
Les demoiselles Schwartz (1889)
Un cuadro menos conocido del pintor Zorn. Con grandes tonalidades naranjas muestra a dos mujeres llevando a cabo una de las tareas típicas de la época, la pintura.
El grito (1893)
La angustia, la desesperación y la desesperanza son los sentimientos que muestra este cuadro. Su autor impresionista Edvard Munch intenta representar su malestar a través de la pintura. Intentando transmitir los malos momentos por los que pasó durante toda su vida.
El jardín del artista Giverny (1900)
Un cuadro lleno de colorido y alegría que el pintor Claude Monet llevó a cabo del jardín de su amigo Giverny. Lo más destacable del cuadro es su autenticidad y realismo que permite que nos sumerjamos en él.
El beso (1908)
Se trata de una tela con decoraciones y mosaicos sobre un fondo dorado. «Si no se puede complacer a todo el mundo con sus obras y su arte, por favor complace a unos pocos” fueron las declaraciones del propio pintor Klimt. Sus obras eran categorizadas de pornográficas y pervertidas hasta esta.
Muchacha en la ventana (1925)
Antes de conocer el surrealismo, Salvador Dalí, llevó a cabo este cuadro realista. Muestra a la hermana del artista, Ana María, asomada a la ventana de la casa familiar a la que solían ir de vacaciones.
La persistencia de la memoria (1931)
Durante esta etapa, el pintor Dalí ya había tenido su primer contacto con el surrealismo. En este cuadro, en el que todo parece derretirse ante el paso del tiempo, quiere darle importancia a cada momento de la vida de las personas.
Nighthawks (1942)
El autor Edward Hopper comenzó a pintarlo tras el incidente de Pearl Harbor. De este modo quiere mostrar el gran pesimismo y desanimo de esos momentos tan difíciles.
Y cada uno desvela un secreto. Permite que sepamos el contexto en el que fueron pintados y el por qué de la vida de cada uno de ellos.