Cuando hablamos de clásicos de la música nos referimos a esos temas que pasen los años que pasen, los cantamos a todo volumen en cualquier momento. Esa canción es conocida por todo el mundo; niños, jóvenes y no tan jóvenes. Va pasando de generación en generación y se debe a una sintonía pegadiza que incluso es versionada millones de veces. Uno de estos clásicos es el famoso Libre de Nino Bravo.
El valenciano lanzó este éxito en 1972, y a pesar de las cuatro décadas que tiene, sigue sonando en infinidad de emisoras de radio y fue utilizada como banda sonora en varios anuncios de televisión. Su melodía transmite alegría e ilusión, además suele reproducirse en eventos familiares y en cualquier fiesta. Aún así es importante saber sus orígenes, de qué trata realmente su canción y por qué es tan triste.
Nino Bravo dedicó el tema a la primera víctima que intentó cruzar el muro de Berlín en 1962. Peter Fechter tenía 18 años cuando su único sueño era escapar de la República Democrática Alemana junto a su amigo Helmut Kulbeik. El 17 de agosto de 1962 fue el día elegido para llevar a cabo su plan. Se escondieron en un taller de carpintería para esperar el momento exacto y saltar desde la ventana al corredor de la muerte, espacio entre el muro principal y el que se había empezado a construir en paralelo.
Si todo salía bien, iban a correr hacia un punto donde podrían cruzar sin problemas pero, indiscutiblemente no fue así. Al tratar de llegar a ese punto y escalar la pared fue avistado y disparado. Su amigo Kulbeik consiguió pasar la frontera, mientras que Fechter recibió un disparo en la pelvis que hizo que comenzara a desangrarse a gran velocidad. Hubo muchos testigos y, aun yaciendo en el suelo entre los dos muros, no obtuvo ayuda médica. Solamente un botiquín médico, que no sirvió de mucho porque Peter sufrió y se desangró durante una hora hasta que finalmente murió.
Diez años más tarde, el gran Nino Bravo compuso y grabó esta canción en honor a el joven alemán.
En 1989 hubo otra muerte, aunque esta fue la última,de un joven de 20 años que, como Fechter, perseguía su sueño de la libertad. Se llamaba Chris Gueffroy.
Tiene casi veinte años y ya está
cansado de soñar;
pero tras la frontera está su hogar,
su mundo y su ciudad.
Piensa que la alambrada solo es
un trozo de metal,
algo que nunca puede detener
sus ansias de volar.