¿Comes para sentirte mejor o para aliviar el estrés? Puede que muchas veces comas por motivos emocionales sin darte cuenta. Por esto es importante luchar contra los antojos, identificar sus desencadenantes y encontrar formas más satisfactorias de alimentar sus sentimientos.
Pero ¿qué es realmente el hambre emocional? Pues un tipo de ansiedad que nos hace comer, no porque tengamos hambre, sino por problemas personales que no sabemos gestionar. Normalmente, suele ocurrir cuando sufrimos estrés, ansiedad y tristeza, pero también, por mero aburrimiento.
Si alguna vez has sentido que, a pesar de lo mucho que lo intentas, no puedes satisfacer tus necesidades emocionales, es posible que estés experimentando algo llamado hambre emocional. En los adultos es relativamente común, y aunque los hábitos relacionados con este sentimiento pueden ser difíciles de vivir, la raíz del problema se puede arreglar con un poco de trabajo de auto-reflexión y salud mental.
Aún así, ignorar estos sentimientos puede ser perjudicial. Sentir emociones es necesario, al igual que la comida. Lo realmente importante identificar los hábitos que significan hambre emocional, y luego trabajar en el manejo de los problemas que los causan.
Uno de los principales motivos que causan este tipo de hambruna es que das demasiado de ti mismo. Si estás constantemente disponible puedes agotar tus reservas emocionales. Por otra parte, buscar la aprobación basada en sus propias conclusiones también es un hábito particular que tienen las personas emocionalmente hambrientas.
Para evitar que nos pase es importante comenzar por la lista de la compra. Evitar comprar por impulso cuando estés en el supermercado. Cuanto más sanos y menos procesados sean los alimentos menos ansiedad tendrás. Ya sabes el dicho de que somos lo que comemos. Otro punto imprescindible es no saltarse ninguna comida. Lo esto lo único que conseguirás será que estés tan ansioso por recibir algo en el estómago que su primera prioridad sea llenar el vacío en lugar de disfrutar de su comida.
Cuando comas, empieza siempre con una porción pequeña. Utilice siempre los platos más pequeños ya que normalmente solo necesitamos la mitad de lo que nos dicen nuestros ojos. Y disfruta. Aprecia la comida con todos los sentidos, no solo con gusto. Tómate tu tiempo, el cerebro tarda 20 minutos en llegar al estómago.
Así que ya sabes, ante todo tranquilidad y no te dejes llevar por los impulsos. No hay que morir de hambre, tan solo saber cuándo necesitas comer y qué alimentos te convienen. Te sentirás mejor por fuera y por dentro.