La ansiedad, al igual que la depresión, la inseguridad o cualquier otro estado emocional que complique nuestro día a día, debe tener una importancia mayúscula. Recientemente, leí un artículo que decía que la ansiedad entre los jóvenes iba en aumento y que en la actualidad, afecta a más de un tercio de los jóvenes.
Existen prejuicios acerca de la ansiedad, como pasa también con la depresión. Parece que cuando comunicas padecer una de estas dos cosas, es como si te considerasen que estuvieras loco o no se le presta la suficiente atención. La ansiedad es inherente al ser humano, sentir presión en momentos de intensidad sentimental o por compromisos importantes es algo normal, pero debe ser tratado.
La ansiedad es inherente al ser humano, sentir presión en momentos de intensidad sentimental es normal, pero debe ser tratado
Yo sé lo que es sentir ansiedad, soy una persona que se preocupa mucho por las cosas que hace, tengo el autoestima bajo y mi autoconfianza no es lo que se dice completa. Me ponía nervioso con cualquier cosa: exámenes, cosas que consideraba que estaba haciendo mal, la estigmatización social, sentirse solo después de haber estado con alguien durante dos años… Sin embargo, hace poco descubrí que decir lo que sientes con la gente de confianza te hace bien. Mostrar tus debilidades con aquellas personas que te conocen o te quieren es algo muy valioso porque serán esos amigos o familiares los que te ayudarán a sostenerte y volar hacia arriba.
También se puede recurrir a especialistas y que estos, por su conocimiento profesional, aborden tu ansiedad para intentar canalizarla y convertirla en una actitud positiva.
Yo siempre he considerado la ansiedad como cruzar un puente con una altura significativa. Más que nada porque también tengo un poco de vértigo. Cuando cruzas esa pasarela solo, el miedo y la tensión invaden tu cuerpo. No puedes avanzar, cierras los ojos y sientes un cúmulo de emociones dentro de ti que parece que tu cuerpo va a explotar como un Big Bang. Pero cuando alguien está contigo, te coge de la mano y te susurra al oído: “no te preocupes, todo saldrá bien, confía en mí”. En ese momento, aunque los sentimientos de temor sigan haciendo acto de presencia en tu cuerpo, el cruce será mucho más liviano, porque la carga que llevas encima no lo soportaras solo tú, sino que su peso se dividirá en dos.
La ansiedad es como cruzar un puente con una altura significativa
Lo único que puedo decir, al sentirme joven y tener ansiedad de vez en cuando, es que el trayecto de la vida es mucho mejor si reconoces lo que sientes, si abres el corazón a aquellas personas que sabes que les importas. Porque esas personas te ayudarán a superar tu dolor y aunque no siempre eliminarlo, hacerlo más llevadero. Porque en eso consiste la vida, en poner fronteras a las cosas que nos hacen mal y nos preocupan.