En este mundo hay muchos placeres de la vida. Despertar y saber que todavía tienes tiempo para dormir más o no tener que ponerte la alarma para estudiar al día siguiente. Salir de fiesta y luego levantarse sin resaca. Disfrutar de un buen disco mientras limpias tu cuarto o ir al concierto de tu grupo favorito. Existen miles más, pero el que de verdad ocupa la primera posición, en mi opinión, es comer. De todo, en cualquier momento, dulce o salado, frío o caliente y solo o acompañado. Si este placer lo unimos con el de hacerlo mientras escuchamos música probablemente sea la mejor combinación que exista. ¡Es hora de sustituir la televisión por un reproductor de música!
Según varios estudios, la música tiene un gran impacto en nuestra conducta y es evidente que se refleja en nuestros sentimientos. Además también se ha descubierto que la música nos empuja a comer unas cosas u otras. Pero también la manera en la que lo hacemos y su frecuencia. Incluso se ha estudiado cómo consigue cambiar o exagerar los sabores de cada alimento, haciendo que pasen de una cata normal a una sensación suculenta. Es por ello que algunas marcas y restaurantes han optado por la música como acompañante a la hora de probar sus platos, para crear una experiencia más agradable.
Está demostrado que, además, es la mejor aliada en una comida o cena. Transmite tranquilidad, se encarga de enmascarar y rellenar los momentos de silencios incómodos, y todo ello siendo invisible. Evidentemente se trata todo de marketing y comportamientos psicológicos, pero sobre todo de lógica. Si escuchamos rock, se radia una emoción dura, pesada y agobiante por lo que nuestro apetito menguará. Si elegimos la música clásica, por el contrario, será mucho más calmada y con ello probablemente un poco más tediosa. Un estudio de la Universidad de Arkansas ha descubierto que el hip hop o el jazz obtenían una respuesta más acogedora y afable que cualquier otro estilo musical. En conclusión, los ritmos armoniosos y alegres aumentan el apetito y los estímulos positivos de los comensales.
Por último, es importante destacar que existen varios beneficios, entre los que se encuentran una mejora en la digestión. Asimismo, como comemos más relajados, se procesa mucho mejor y ayuda a comer lo justo y necesario. Y evidentemente nos produce felicidad y hasta nos puede transportar a otros lugares para conocer su procedencia.