Fotografía: Mamen BG.
Siempre digo que las calles son lugares distintos cuando el sol cae. Y creo que estoy en lo cierto. Los transeúntes se vuelven más pesados, todos los barrios se convierten en los bohemios de París en los años 20, y las farolas representan la luz ante la oscuridad.
Sea como fuere, los portones rojos nos esperan y también Betsy Túrnez, una de las protagonistas de ‘La Gran Ofensa’. Es muy sonriente, una mujer muy alegre, hablamos de casi todo: el tiempo, los seres humanos, la Navidad… Y por supuesto de la función. “Es una obra con pausas en medio. No hemos podido permitir que pase el tiempo. Eso hace que haya nervios añadidos”; me cuenta. Así que, dejándonos caer sobre las butacas de uno de las salas del Teatro Lara, continúo por esa misma pregunta.
Hablemos de ‘La gran Ofensa’… Hay nervios, ¿pero qué es lo que nos vamos a encontrar?
Pues una comedia. Su intención y el origen es hacer reír. No obstante, el tema no es algo convencional, aunque sí actual: los límites del humor. Queremos que los espectadores se pregunten si se puede procesar a alguien por hacer un chiste, si el humor tiene límites y, sobre todo, que se pregunten dónde están sus propios límites.
De hecho, invita a hacer una reflexión porque, al final, él es el que tiene la última palabra.
Los límites del humor… ¿Crees que la sociedad se ha vuelto más sensible en la actualidad?
Creo que sí. Es una encrucijada. Por una parte, el humor se ha sofisticado y eso es bueno, porque, para mí, el humor es arte. Con el humor negro, pasa lo mismo. Hay que saber muy bien hacer un chiste de humor negro y contarlo muy bien. Es por eso que pienso que hay más intriga y elaboración a la hora de crear y de contar chistes.
Eso no quita que, por otro lado, se hay censurado porque, de hecho, es lo que ha pasado. Cuando yo era pequeña se hacían chistes mucho más fuertes y nadie se ofendía. De repente, ahora y gracias a las redes sociales, hay determinados colectivos que son intocables. Un chiste fuera de contexto se puede malinterpretar, invita a críticas, linchamientos e incluso denuncias.
“Un chiste fuera de contexto se puede malinterpretar, invita a críticas, linchamientos e incluso denuncias”
Y si en medio de una comedia se te escapa la risa, ¿qué?
Llega un momento en el que no pierdes el control. Te puede pasar una o dos veces, y eso suele hacer mucha gracia al público, pero hay un momento en el que tienes que parar. Sería preocupante si te pasara muy a menudo, pero si no… Forma parte de la magia del directo, hay que salvarlo y compartirlo con la gente que ha venido a verte.
Ahora la pregunta de fuego… ¿Cine o teatro?
¿Quieres que te sea sincera? No tengo preferencia. Me encanta actuar y cada sector te proporciona conocimientos diferentes partiendo de una misma base. A mí lo que me pone es aprender de mi oficio. Tanto si es cine, como si es teatro o televisión, voy a aprender técnicas distintas y eso es lo que quiero. Mi objetivo es enriquecerme como actriz. Por eso, hoy por hoy, no tengo preferencias.
¿Y todo eso de dónde nace?
De pequeña les dije a mis padres que quería ser actriz. Pero no le dieron mayor importancia porque los niños quieren ser actores, actrices, bailarines, bailarinas… Sin embargo, en mi caso, mi decisión se mantuvo y a los quince les pedí que me ayudaran a buscar escuela. Como no pude entrar en la escuela oficial por mi edad, lo hice en Nancy Tuñón, una escuela privada bastante conocida en Barcelona. Una vez estás dentro, pueden pasar varias cosas. En la fase de pruebas puedes darte cuenta de que lo habías idealizado y de que no es lo tuyo; durante el proceso, lo mismo; y cuando sales al mundo real, también puedes darte cuenta de que realmente no es lo que habías imaginado. Esas cosas pasan y no pasa nada.
No obstante, en mi caso, solo sirvió para corroborar que era lo que quería hacer. Y, sin duda, la prueba más dura fue la del mundo real.
¿Por qué?
Porque no ha sido fácil. Muchas veces he pensado en tirar la toalla. Al final, ser actriz te condiciona para muchos aspectos de tu vida. Te preguntas si mereces la pena, si estás haciendo lo correcto… Y parece que es lo mío, ya que a pesar de todas las dificultades, siempre he terminado escogiéndolo.
”Ser actriz te condiciona para muchos aspectos de tu vida”
Bueno, pero picar piedra te ha llevado a estar nominada a un premio Gaudí…
¡Exacto! Y puede sonar atópico, pero aquella noche, yo me sentí como si hubiera sido la premiada. La gente fue muy amable, todo eran elogios. Me sentí muy especial.
¿Y cómo recibiste esta obra?
La verdad es que es una historia muy divertida. Cristian Sánchez, uno de los dramaturgos y actores de ‘La gran Ofensa’, y yo nos conocíamos gracias a una peli en la que nos hicimos muy amigos. Él y el resto del equipo tenían ganas de hacer algo, así que escribieron este guion. Desde el primer momento, tuvieron claro que el papel de María Pilar era para mí. Me llamó y me lo vendió tan bien que me puse a leerlo. Yo solo pensaba en qué le diría si no me encajaba, lo veía tan ilusionado, tan emocionado, que como no me gustara, no sabría qué hacer. No obstante, en cuanto me puse a leer, no pude parar. Lo llamé y le dije: “Cristian, quiero hacer esto”. Fue un flechazo hipsofacto.
Me gustaría que ahora nos pusiéramos un poco más serias y habláramos de la mujer dentro del cine…
Si te hablo a nivel personal, tengo que decirte que yo comencé a trabajar desde más mayor. Dentro de nuestro sector hay diferencias, claro que las hay; al igual que también hay más papeles para hombres que paras mujeres, pero porque hay más directores y guionistas hombres que directoras y guionistas mujeres. No obstante, gracias al movimiento que estamos viviendo, esto está cambiando. Actualmente, casi podríamos decir que existen más historias de mujeres escritas por y para mujeres. Tiendo a ver la parte positiva. Ya se ha hablado demasiado de lo malo. Y por supuesto, queda mucho camino, pero por algo se empieza.
¿Y en tu carrera siempre ha sido así?
No. Es más. Te voy a contar una anécdota. Cuando cumplí treinta años, decidí hacerme un videobook y mandarlo a las oficinas de representación de actores para conseguir buen representante, pero siempre me decían que tenían la cartera llena. Era lo típico. Pero yo no me rendí. Comencé a llamarlos y una vez, insistí mucho. Me daba igual que fuera un gasto y que a él no le encajara. No por nada, sino que ya lo había hecho y quería que lo viese. Al final, se dio por vencido y me preguntó mi edad. Cuando le dije que treinta, me contestó: “¿Treinta? Treinta y mujer, no, no, no”. Ese mensaje se me quedó clavado, pero en vez de hundirme, me dio más fuerza.
“Tiendo a ver la parte positiva. Ya se ha hablado demasiado de lo malo”
Espero que consiguieras un representante mejor…
Sí, pero al cabo de bastante tiempo. Sin embargo, es lo que te he dicho antes: ahora tengo más trabajo que hace quince años. ¿Lo bueno? Es que nadie sabe qué edad tengo actualmente. No lo he hecho voluntariamente, pero me encanta el hecho de que sea así. Me da ventaja en ciertos castings.
¿Y cómo dirías que se viven las artes en España?
Las posibilidades se han ampliado muchísimo. Puedes ir a ver teatro, al teatros, al cabaret, a ver danza, circo de muchas clases… Y en casa, más de lo mismo. Estamos en un momento muy rico. Y parece mentira que el gobierno no sé de cuente de que hay que invertir en cultura, porque es lo que la gente demanda. Quizás deberían mirar más las estadísticas reales.
Y ya para terminar: ¿Qué es lo que le dirías a una persona para que se viniera a ver ‘La gran Ofensa’?
Primero, que sabiendo qué es lo que viene a ver, se va a reír. Mucho. Además, le abrirá puertas mentales y emocionales que le invitarán a dar un paso más, porque creo que el humor negro, si estás abierto a ello, es sanador.