No hace falta que se diga que Ángel Schlesser es una de las firmas con más historia del panorama nacional. Es por eso que sus desfiles se llenan de gente que se da codazos por intentar ver desde la máxima proximidad posible la magia y el ángel de la casa.
Daniel Rabaneda, actual directivo de la casa Schlesser, se sube a la pasarela para presentarnos la versión de su mujer. Esta vez, inspirada en los 70 de Sylvia Sleigh, una artista que reinventa los roles entre artista y musa. “Fue una artista que cogía todas las obras clásicas de Goya, Velázquez y tantos otros, y las reinventaba, pero con hombres desnudos. Tenía ese toque pop, setentero y espontáneo que estaba buscando”.
Así, nace una colección sutil, elegante y femenina; que fusiona a la perfección el estilo pijo y hippie que condicionó la vida de esta artista. Es un juego de siluetas, que abarcan looks de nuestra working girl urbana hacia un estilo mucho más soft y relajado.
Esta idea se aprecia en trajes confeccionados en bucle, en el mix de texturas entre lanas, terciopelos, organzas diurnas e incluso la noche, esta vez con mayor protagonismo bajo los focos. “Me dicen: veo más noche. Y yo les digo: sí, es que me apetecía hacerla”.
Es un juego de contrastes, de colores, de ideas. ¿Como novedad? La inclusión de una serie de propuestas masculinas. No debemos olvidar que Schlesser fue una marca de hombre que nació en los 80, aunque nadie sabe o se acuerda de esa parte.
Todo el mundo se olvida gracias al boom de la colección breve femenina que después desencadeno el éxito de la casa. Y Rabaneda es claro: “Era una de las cosas que me apetecía recuperar desde que empecé como director creativo de esta firma. Y no lo he hecho antes porque no puede”.
En cuanto a la paleta cromática, nos encontramos con un juego de luces y sombras, donde destacan blancos, beis, violetas, marrones, verdes y grises. Y si hablamos de los accesorios, no podemos no mencionar esas botas de piel tan maravillosas o las gafas de aviador, todo un símbolo de los 70.
En definitiva, la colección es un ritual ordenado del armario de una mujer urbana, poderosa y elegante, a la que le gusta la calidad de las prendas y que disfruta de la vida en la ciudad. Es una oda al buen gusto, a la sensibilidad teñida de largos abrigos que abrazan y ensalzan sus cuerpos. A la mujer. También al hombre. Siempre. Con el Ángel de Schlesser By Rabaneda.