La casa de moda de lujo rescató este domingo, la línea de los primeros vestidos que confeccionó Cristóbal Balenciaga en España. Concretamente, la inspiración vino de los primeros diseños que confeccionaba para que la marquesa de Casa Torres fuera a misa, quien le descubrió tan solo tenía 12 años.
La puesta en escena sorprendió por una pasarela llena de agua que obligó a dejar las primeras filas de espectadores vacías. Sobre una gran pantalla de LED suspendida en el aire, el desfile comenzó con una proyección apocalíptica que evocaba a lo que ocurre con el calentamiento global en el mundo, finalizando con un eclipse.
El color predominante fue el negro, plasmado en vestidos eclesiásticos que caminaban sobre el agua y bajo un cielo en llamas. Vestidos de terciopelo anchos, abrigos con capucha, túnicas que recuerdan a las que visten curas y magistrados.
Demna Gvasalia, siguió apostando por una de las señas de identidad de la maison, como es marcar a silueta de lo hombros haciéndolos exageradamente anchos. Según el diseñador, haciendo que sean «pagodas que se elevan hacia el cielo».
Una colección para el próximo otoño-invierno basada en la estética hardcore y algo fetichista, con diseños neogóticos. Túnicas negras largas y trajes siniestros que cuelgan del hombro. Ropa exterior de cuero y lana, alguna que otra chaqueta cubierta de púas como si fuera un puercoespín y accesorios con “puños de bondage” y gafas de sol con a modo de máscara. Sin duda, un mundo oscuro, siniestro y anunciador del día del juicio final.
La colección ha contado, además, con camisetas de fútbol del equipo Balenciaga, que sin lugar a dudas se convertirán en un éxito de ventas. Y cómo elemento millenial utilizó accesorios tech como un coletero con los cables Lightning de Apple o los AirPods llevados como pendientes.