Carlos Agudo| 24 Enero
Curioso es cuanto menos, que la edición pasada de los Oscars, presentada por Neil Patrick, fue la menos vista en los últimos 7 años, a pesar de que el conductor de la 87 ceremonia consiguió acaparar todas las noticias de los días posteriores, multiplicando su audiencia viral debido a su salida en paños menores en la presentación de la gala. Esta bajada de audiencia debe ser recuperada de alguna manera, y para ello los estadounidenses conocen perfectamente como funciona el mundo del espectáculo y si los Oscars ya no son lo suficientemente interesantes para la audiencia, hay que crear algo que verdaderamente les haga despertar el interés, y qué mejor forma que volviendo a resucitar la ya clásica confrontación entre blancos y negros.
Todo surge a consecuencia de que por segundo año consecutivo, no hay ningún actor negro nominado en ninguna de las categorías, motivo por el cual los actores afroamericanos han comenzado a pedir un boicot a la 88 ceremonia de los Oscars. El primero en anunciar su negativa a asistir a la gala ha sido Spike Lee, actor galardonado con una de las estatuillas honoríficas el pasado noviembre, publicándolo en su cuenta de Instagram, junto a una foto de Martin Luther King Jr. Encendiendo con esto aún más la mecha. A este grito de guerra contra la Academia se une la también actriz, Jada Pinkett Smith, mujer de Will Smith, uno de los que casualmente esperaba nominación.
Como apunte curioso, y donde más se afianza mi teoría de que nos encontramos ante una campaña de marketing más que estudiada, reside en que casualmente este año, la gala va a ser presentada por Chris Rock, conocido actor y cómico de raza negra. Según cuenta el presentador, ha recibido presiones de sus compañeros para unirse al boicot de este año, pero Chris Rock ha decidido seguir adelante, aportando, eso si, su ofensiva cual caballo de Troya, desde el corazón de este multitudinario evento. Ya ha comenzado su lucha con declaraciones tales como ‘Los Oscars son los premios para los actores blancos’ y además en uno de los vídeos promocionales de los Oscars publicados en su cuenta de twitter comentó ‘Voy a tener que hacer esto antes de subirme al escenario de los Oscars’ acompañado de imágenes echándose polvos de talco, realizado y firmado con el logo de la ABC, cadena en la que se emite la ceremonia, y con el hashtag #Oscars, otra casualidad que me ratifica la poca espontaneidad del suceso. Como guinda al pastel dorado, la presidenta de la Academia, Cheryl Boone Isaacs, también afroamericana, encuentra esta ausencia de nominaciones como algo vergonzoso, sacando a relucir con sus declaraciones que la mayoría de los componentes del jurado de la Academia está conformado por hombres, blancos y con una media de edad de 65 años.
Todo este melodrama racial apunta directamente a un cuidado guión que rescata como base el debate que tantas escamas levanta en el país norteamericano, para conseguir de nuevo involucrar a la opinión pública y con ello multiplicar el interés por el evento a beneficio y regocijo de la industria de Hollywood.