Tarantino se hace con el récord de la taquilla española tras el estreno de su nueva película el pasado 15 de enero
Laura García| 25 Enero
Lo nuevo de Tarantino parece que ha arrasado con ganas la taquilla española, con un éxito descomunal que ha desbancado a Palmeras en la nieve que hasta entonces no ha hecho más que crecer en recaudación. Y así como Los odiosos ocho ha sido la película más vista el día de su estreno, no ha tenido sin embargo, una gran acogida en EE.UU siendo el mayor éxito del director hasta la fecha su anterior película, Django desencadenado.
El director de Pulp Fiction repite elenco con Samuel L. Jackson en una comedia negra ambientada en el siglo XIX. El western nos sitúa pocos años después de la Guerra de Secesión cuando una diligencia avanza a toda velocidad por el invernal paisaje de Wyoming. Los pasajeros son el cazarrecompensas John Ruth (Kurt Russell) y su fugitiva Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh) e intentan llegar rápidamente al pueblo de Red Rock donde Ruth entregará a Domergue a la justicia.
Por el camino, se encuentran con dos desconocidos: el mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson), un antiguo soldado de la Unión convertido en cazarrecompensas de mala reputación, y Chris Mannix (Walton Goggins), un renegado sureño que afirma ser el nuevo sheriff del pueblo. Como se aproxima una ventisca, los cuatro se refugian en la Mercería de Minnie, una parada para diligencias de un puerto de montaña. Cuando llegan al local se topan con cuatro rostros desconocidos. Bob (Demian Bichir), que se encuentra allí refugiado junto con Oswaldo Mobray (Tim Roth), verdugo de Red Rock, el vaquero Joe Gage (Michael Madsen) y el general confederado Sanford Smithers (Bruce Dern). Mientras la tormenta cae sobre la parada de montaña, los ocho viajeros descubren que tal vez no lleguen hasta Red Rock después de todo…
El largometraje nos muestra al Tarantino más puro en una nueva comedia al estilo western. Las tres horas de duración no son un impedimento en Los odiosos ocho, convertida en minutos que se nos pasan volando en unas secuencias y diálogos plagados de belleza y violencia del tipo que solo el director americano sabe hacer