«Lo único que debemos temer es el miedo mismo», dijo Franklin D. Roosevelt durante su discurso de inauguración en 1933. El miedo es la barrera más singular que debemos superar para prosperar y crecer en nuestras vidas. Nos alerta sobre posibles amenazas a nuestra seguridad. Sin embargo, cuando este comienza a desenfrenarse, tenemos que estar más atentos para discernir entre esos miedos que nos están sirviendo de aquellos que simplemente nos estresan y nos impiden tomar decisiones más inteligentes.
Muchas cosas en este mundo son peligrosas. Centrarse únicamente en todos los peligros puede hacer más daño que el peligro mismo. De hecho, vivir exclusivamente en una amenaza percibida produce un estrés agudo que reduce nuestra función inmune. Por lo tanto, si tus niveles de ansiedad han aumentado en los últimos tiempos, te animamos a que pongas en práctica estas seis cosas para mantener tu miedo bajo control.
Concéntrate en lo que te fortalece
Nuestros cerebros son dos veces más sensibles a lo que podría salir mal (o perderse) que a lo que podría salir bien (¡o ganarse!). El miedo tiene una forma de secuestrar el pensamiento racional, llevándonos a aterrorizarnos con imágenes de horror que, en realidad, son muy improbables. Cuanto más ansioso sea el clima, más deliberado debe ser para restablecer su atención hacia los resultados positivos que desea crear en lugar de preocuparse por todo lo que no.
Practica el empoderamiento
La mejor protección contra cualquier virus es un sistema inmune fuerte. Y pocas cosas comprometen nuestro sistema inmunológico más que el estrés. Entonces, cuando los temores se ciernen sobre nosotros y los problemas persisten, lo mejor que puedes hacer por ti mismo es invertir tiempo en lo que sea que te ayude a liberarte, sentirte más fuerte y manejar mejor tus desafíos. Ejercicio. Comer bien. Dormir. Meditar. Lo que sea.
Cuida el lenguaje
Nuestras palabras crean nuestra realidad. Si comienzas a describir la situación como un verdadero armagedón tu cuerpo y mente seguirán ese mensaje. No se trata de negar realidades desagradables y minimizar los peligros legítimos. Simplemente significa que no los verbalizas constantemente. Cuando usa un lenguaje que implica que confía en sí mismo para enfrentar sus desafíos a medida que surgen, no solo se ahorra mucho estrés, sino que también ahorra a los demás al no difundirlo. Lo que me lleva al siguiente punto …
Evita a los traficantes de miedo
El miedo alimenta el miedo. Si estás continuamente conversando con personas obsesas que están absortas en generar miedo y el catastrofismo, te resultará difícil no dejar que sus ansiedades se vuelvan tuyas. Al tratar de minimizar la exposición a los virus, también debes minimizar la exposición a las personas que alimentan el estrés. Así que ya sabes, sal de todos esos grupos tóxicos de WhatsApp.
Edúcate
Todos estamos afectados por un sesgo de negatividad. Por eso a veces tenemos que hacer una «autointervención» y buscar activamente información que equilibre toda la negatividad que estamos alimentando. Eso sí, ten cuidado, lávate las manos, cuida tu higiene y quédate en casa si no te sientes bien, pero no tienes que cancelar tu vida.
Sigue con tu vida
Es al tomar decisiones calmadas tras unas cuantas respiraciones profundas en presencia de nuestro miedo cuando diluimos su poder y amplificamos el nuestro. Por eso, en momentos como este, cada uno de nosotros debe controlar sus miedos y comenzar a liderar el cambio que nos gustaría ver en quienes nos rodean. Tomar de nuevo las riendas de nuestra existencia. Porque así como el miedo es contagioso, también lo es el coraje.