Moscú es el corazón de Rusia. Una nación multicultural donde se juntan la cultura eslava con la bizantina, la influencia oriental, su pasado zarista, su época socialista y su actual modernización. Moscú es la ciudad más poblada de Europa (12,1 millones de habitantes). En pleno centro se encuentra la Plaza Roja, la plaza peatonal más grande del continente.
En esta plaza, podemos encontrar alguno de los monumentos más conocidos de la ciudad. El Kremlin, donde se encuentra el principal museo de Rusia, la Armería del Kremlin y el lugar de trabajo oficial del Presidente. También encontramos el Mausoleo de Lenin, el Museo Estatal de Historia, las Galerías GUM (lujo al 100%) y las catedrales de San Basilio y de Kazán. Dicen que la Catedral de San Basilio fue tan del agrado del zar Iván el Terrible que mandó cegar al arquitecto para que no puediera volver a construir algo parecido en otro sitio.
La mejor manera para recorrer la ciudad de una zona a otra es en metro. El metro de Moscú es uno de los sistemas de transporte más asombrosos, sobretodo por sus monumentales e impresionantes estaciones. De hecho, al metro de la capital se le conoce como “El Palacio del pueblo”. ¡Toda una atracción turística más!
Moscú es un gran referente cultural como base de la religión ortodoxa, por el número de iglesias, fresco e iconos que podemos encontrar en la ciudad. Pero no sólo eso, Rusia, y en especial Moscú, son el lugar de nacimiento de los ballets y las óperas. El Teatro Bolshói cuenta con uno de los ballets más importantes del mundo. Si sois aficionados a la danza, no dejéis escapar la oportunidad de ver alguno de los grandes ballets de autores rusos como Tchaikovsky.
Situado a lo largo del río Moscova nos encontramos con el Parque Gorki un conjunto de jardines, bosques, lagos, una playa artificial, restaurantes, zonas infantiles así como exposiciones y conciertos. El lugar perfecto para relajarte y disfrutar de un grato paseo. Y si tenéis ganas desde el mismo parque podéis subiros a bordo de uno de los muchos cruceros del río y disfrutar de la capital rusa desde una perspectiva totalmente diferente.
Sobre esta ciudad podríamos pasarnos horas y horas comentando cada uno de sus impresionantes palacios y monumentos históricos. Lo mejor para conocer la ciudad es callejear entre sus calles, como la famosa calle Arbat. Descubriendo entre sus monumentos los grandes acontecimientos no sólo de la historia del país, sino también de la historia global. Por cierto, no os olvidéis de volver con alguno de sus suvenires más típicos: las famosas muñecas matrioskas, el lujoso caviar o ¡el preciado vodka!