La necesidad de darse un chapuzón se incrementa con las altas temperaturas del verano. Aparte de que bañarse es algo satisfactorio porque elimina el calor corporal y nos refresca, el agua, ya sea dulce o salada tiene sus propios beneficios para el cuerpo humano. Por lo que, y a pesar de lo que pueda parecer, bañarse no es solo una cuestión de ocio.
Respecto al agua dulce, que bien podemos encontrarla en pantanos, ríos o en la ducha de nuestra casa, se dice que su agua es más pura porque no está tratada y está exenta de residuos. Una ventaja más que beneficio es que podemos abrir los ojos debajo del agua sin que nos escueza en exceso.
El agua dulce es muy pura porque no está tratada y está exenta de residuos
El agua dulce contribuye a que nuestra piel adquiera una humedad óptima y aporta nutrientes que favorecen un mejor envejecimiento de la piel (debido a que gana en flexibilidad). Además de estos beneficios, también contribuye a la regeneración muscular y aumenta la oxigenación ya que permite una mejor circulación de la sangre.
El agua dulce contribuye a que nuestra piel adquiera una humedad óptima y aporta nutrientes que favorecen un mejor envejecimiento de la piel
Todo esto es desde un prisma general, sin embargo, también influye el hecho de que el agua esté caliente o fría. El agua fría permite una aceleración del metabolismo lo que provoca que se quemen las grasas y los azucares, al mismo tiempo que se activa un mayor sistema de inmunidad contra bacteria e infecciones. Otra de sus cualidades, y está más conocida, es que desinflama heridas o golpes y reduce el dolor de la zona afectada. El agua caliente produce más beneficios a nivel físico que el agua fría como relajar los músculos del cuerpo, reducir la fatiga cerebral, calmar la ansiedad o eliminar toxinas, entre otras cosas.
Las propiedades del agua salada han sido utilizadas desde la antigua Grecia, donde los habitantes se bañaban por cuestiones curativas para las afecciones cutáneas. Hoy en día, la talasoterapia utiliza diferentes elementos marinos como agente terapéutico (agua salada, algas, barro…). Al igual que el agua dulce, el agua salada mejora la circulación sanguínea y simplemente el hecho de soportar el oleaje, fortalece los músculos por mantener el equilibrio.
El agua marina ayuda a la desinfección y cicatrización de heridas, pues la sal actúa como limpiador de bacterias. Este limpiador natural también ayuda a la eliminación del acné, ya que el bromo (compuesto que se encuentra en el agua del mar) actúa directamente contra estos granos.
El agua marina ayuda a la desinfección y cicatrización de heridas, pues la sal actúa como limpiador de bacterias
Como vemos, aunque acompañe o no el tiempo, lo cierto es que darse un baño con agua salado o dulce produce multitud de beneficios en nuestro cuerpo y que seguramente en un futuro lo agradeceremos con más ahínco.