Cindy Sherman es una de las fotógrafas más reconocidas en el ámbito artístico. Su particularidad reside en que utiliza su propia persona como modelo para sus imágenes. Esta premisa podría pecar de autocomplaciente o ególatra, sin embargo, Sherman lo utiliza como vehículo para denunciar y representar la posición de la mujer en la sociedad contemporánea.
Sherman utiliza las imágenes como vehículo para denunciar y representar la posición de la mujer en la sociedad contemporánea
Con una larga carrera en el mundo de la fotografía (exhibió durante tres décadas en el Museo de Arte Moderno de Nueva York), la fundación Louis Vuitton de París ha decidido realizar una retrospectiva de la artista, en lo que considera la mayor exhibición de la fotógrafa, al aunar una “síntesis de todos sus mundos”.
Nacida en 1954 en Nueva Jersey, sus primeros trabajos fueron más esperpénticos fotografiándose como hada, bruja, asesino… sus años posteriores fueron combinando su faceta más atrevida (colorida) con otra más documental con la que pretendía hacer una radiografía de la sociedad moderna.
La exposición contempla todas estas fases creativas de Sherman, entre las cuales destacan las siguientes:
La serie “Fairy Tales” (Cuento de Hadas, 1985) que sirve de puente entre esa primera etapa más extravagante con otra más documental. En este trabajo, la artista se limitó a representar los cuentos de los hermanos Grimm vistiéndose de hada y otras criaturas que tenían connotaciones con la realidad de la época.
Por otro lado, “History Portraits” (1989-1990) realizado durante su estancia en Roma le permitió representar grandes figuras de la historia de la humanidad. Entre los personajes encontramos Velázquez, Carvaggio, Rembrandt o Ingres, entre otros. Este trabajo suponía revisitar la historia a través de un nuevo enfoque, en una suerte de metalenguaje donde Sherman se ponía en la piel de todos estos personajes pasados.
La exposición también recoge sus tres series más recientes: “Collages” (2015), “Flappers” (2016-2018) y “Men” (2019-2020). Estas tres obras difieren mucho en estilo las unas a las otras. La primera de ellas, como evidencia su nombre, es una suerte de collage de imágenes que se superponen las unas a las otras, con ecos al Pop art de Andy Warhol. El segundo trabajo, se influencia de las pinturas alemanas de moda de los años 20 con un estilo mucho más clásico, luminoso y pulcro. Por último, “Men” es una vuelta a sus raíces más estrafalarias, vistiéndose de hombre y con una paleta de colores llamativa (arcoíris).
Como vemos, y aunque muchos de nosotros no tengamos la posibilidad de viajar a Paris para degustar la exposición, que se realice una retrospectiva de este calibre en los tiempos que corren es todo un milagro. Solo queda revisitar y admirar a una artista cuyos autorretratos han ido contracorriente a la moda y han servido para recordar la capacidad creativa del ser humano.