El Teatro Lara vuelve a abrir sus puertas un día más en esta carrera de fondo que nunca sabes cuando va a terminar (o cuando van a cancelar y cerrar). Pero, aún con la incertidumbre, las ganas de vivir la cultura, de compartirla con un público atento y comprometido, se renuevan también con cada función. Aprovechar, disfrutar y salvar la cultura. No podemos volver a dejarla de lado.
Las puertas se abren y los espectadores entran a la sala Cándido Lara, la sala grande del teatro. Todo un cambio para esta obra en concreto, ya que hasta marzo Cádiz se representaba en la de abajo. Una forma diferente de presentar las vivencias de estos tres amigos, sus crisis y la fortaleza de su amistad, pero con todo el humor y el buen rollo de siempre.
Eugenio, Adrián y Miguel ya no son los mismo que hace unos cuantos años viajaron a Cádiz, pero aún mantienen el recuerdo de ese viaje en su memoria. Sus vidas han cambiado, su amistad ha cambiado, ellos también han cambiado. Entonces, poco a poco, les viene la crisis de los cuarenta (y alguna que otra sorpresa más) y deben aprender a saber gestionar todas estas situaciones tan propias de la vida adulta, ¿conseguirá su amistad sobrellevarlas también?
Una obra, dirigida por Gabriel Olivares y con libreto de Fran Nortes, sobre la masculinidad y evolución de las relaciones de amistad. Una historia que te atrapa con sus bromas y giros, pero que te hace reflexionar sobre la adultez al mismo tiempo. Se nota que los tres amigos en el fondo se quieren, son una familia. Y al mismo tiempo también se nota que los actores tienen exactamente la misma complicidad. Fran Nortes (Eugenio), Bart Santana (Miguel) y Nacho López (Adrián) consiguen transmitir todo el buen rollo del elenco y del equipo en el propio escenario.
Tanto es así que hay momentos en la obra que puedes ver a los propios actores riéndose de la situación absurda que ellos mismos han creado. Una experiencia única que no se consigue en ningún otro formato de comedia. Es esa conexión en directo, esa cercanía que supera cualquier cuarta pared o distancia de seguridad. Donde eres consciente de lo que estás viendo, viendo, es algo único. Un momento que sólo pertenece a los actores y al público de la función de ese día a esa hora.
Termina Cádiz entre decenas de aplausos y aún alguna que otra risa. Pero es que sales del teatro y aún te sigues riendo. Por la historia, por las bromas entre los propios actores y porque, aunque estemos en Estado de Alarma y que las mascarillas ya son nuestras fieles compañeras, durante una hora y poco todo ello ha desaparecido. Mientras vuelves a casa antes del toque de queda. Te quedas con la sensación de bienestar de estar en Cádiz, como nuestros queridos protagonistas. Aunque ese momento, como ocurre en la obra, ya se haya quedado en un recuerdo.