Aún recuerdo los momentos antes de entrar al colegio cuando mi madre me decía “tómate el zumo que se van las vitaminas”. Seguramente, esta sea una de las frases más repetidas por nuestros padres y abuelos, pero ¿qué base científica tiene esta creencia? Para averiguarlo analizamos de la mano de nutritienda.com, empresa líder en productos de salud y belleza, algunos mitos que nos han acompañado desde la infancia y que no son lo que parecen.
Beber agua entre comidas engorda
Esta creencia está basada en la idea de que beber agua entre comidas fomenta la retención de líquidos y, por lo tanto, engorda. Pero es necesario saber que el agua no tiene calorías y, que lejos de retener líquidos, produce que la sensación de saciedad llegue antes. Somos el 60 % agua, por lo que es necesario mantener el cuerpo hidratado y sí, puedes beberla en cualquier momento del día.
Después de la leche nada eches
Otra afirmación que se ha ido pasando de boca en boca y que es totalmente falsa. Como explican en nutritienda.com: “La leche, cuando se ingiere, pasa por un proceso de digestión donde se encuentra con sustancias mucho más ácidas que cualquier alimento que se pueda tomar. Por ello, este lácteo siempre se va a “cortar”, se beba lo que se beba antes”. Es decir, ¡echa lo que quieras después de un vaso de leche!
El pan y la fruta madura engordan
Dos creencias totalmente falsas. En primer lugar, el pan no es un elemento excesivamente calórico, ya que además es una fuente ideal de hidratos de carbono (necesarios para nuestro organismo). Eso sí, para la salud mejor optar por las opciones de harinas integrales sin refinar. Por otra parte, las frutas maduras tienen exactamente las mismas calorías que las que no lo están. Lo que sí es cierto es que las primeras son más fáciles de digerir puesto que se aumentan más rápido los azúcares en sangre.
Tómate ya el zumo que se van las vitaminas
Pero ¿a dónde se van? Pues a ningún sitio, ya que, aunque sí es cierto que se produce un proceso de oxidación, esto hace que se genere una sustancia que se denomina ácido dehidroascórbico, pero que mantiene todas las propiedades de la vitamina C. Por lo tanto, lo único que varía es el sabor, pero nunca cambia la cantidad de aporte vitamínico.
No tomes huevos si tienes colesterol
En la actualidad hay múltiples estudios científicos que afirman que el huevo no tiene un gran impacto en el colesterol sanguíneo. De hecho, es un gran alimento por su composición de ácidos grasos insaturados y vitamina B y folato. Ahora bien, para no descuidar la salud es mejor hacerlos asados o tipo poché antes que fritos. Una opción ideal es en tostadas de aguacate. ¡Están riquísimos!
Mejor optar por azúcar moreno
Esta creencia es una de las más extendidas. Sin embargo, la diferencia de propiedades entre ambos tipos de azúcares es muy similar, ya que el azúcar moreno es sacarosa al 85-95%, mientras que el blanco lo es al 99%. Por ello, siempre es mejor huir de los edulcorantes y optar por utilizar ingredientes naturales para endulzar nuestros platos como los dátiles.
Pídemelo light, que quiero adelgazar
«Aunque la mona se vista de seda, mona se queda». O en este caso un alimento procesado, seguirá siendo procesado, aunque lleve la etiqueta de light. El descenso de las calorías no impacta en los componentes del producto. Por ejemplo, la coca-cola light, aunque no tenga apenas calorías, sigue estando repleta de ingredientes dañinos para la salud, por lo que la light es menos calórica, pero igual de peligrosa para nuestros huesos.