Los colores oscuros y el luto se apoderan de la casa y la familia Loewe tras hacer público que Enrique Loewe -nieto del fundador y patriarca de la firma de lujo- ha muerto a sus 103 años de edad. Aunque perteneció a la tercera generación fundadora, fue precisamente este el artífice de la expansión de LOEWE durante más de medio siglo pues tomó las riendas de la empresa familiar con tan solo 22 años al fallecer su padre.
Durante tantos años al frente de este gran imperio, muchas son las tareas que ha desempeñado el creador del lujo español, pero si hay algo con lo que nos quedamos y que efectivamente fue esencial para triunfar en la industria de la moda, fue la inauguración de la tienda en la Gran Vía de Madrid; actualmente la más antigua de la casa. Posteriormente, comenzaron a abrirse más puntos de ventas al mismo tiempo que se iban asentando los cimientos que hoy son seña de identidad de la marca. Entre todas las tiendas, destaca por su importancia la de la calle Serrano, ya que supuso un cambio en la forma en que se concebía el lujo, revolucionando el concepto de diseño hasta entonces implantado. A día de hoy y a pesar del franco paso de los años, incluso siglos, solo ellos pueden presumir de haber sobrevivido a 300 años de historia y salir intactos.
Y es que aunque sus logros son muchos, tampoco podíamos dejar en el tintero la expansión internacional de sus creaciones. Todo comenzó en 1963, cuando la firma aterrizó en una de las interminables avenidas de Londres y diez años después, se asentó en uno de los mercados mundiales más importantes, Japón; algo que sin duda ha sido clave para la empresa. Enrique Loewe Knappe no solo cogió el testigo de la gran empresa textil fundada por su bisabuelo, un alemán enamorado de la península, sino que también supo hacer crecer este legado, manteniendo a flote el venerado y conocido imperio.