Algo extraño ocurre dentro de Cortacabeza, la peluquería de Lavar, Marcar y Enterrar más veterana de Malasaña. Un local, en mitad de uno de los barrios más de moda de la capital que ha superado un casi divorcio, un intento de compra y hasta un cáncer. Una peluquería que contra viento y marea sigue en pie, igual que su dueña.
Es viernes por la noche y dos extraños enmascarados, pero para nada profesionales, entran por la fuerza para llevar a cabo un robo. Como rehenes se encuentran Gabi, la propietaria, Fer, su neurótico empleado y el resto de los clientes de la peluquería, que, manteniendo las distancias de seguridad y siempre con mascarilla puesta, son testigos de todo lo que ocurre en el establecimiento. Y todo lo que se descubre enterrado en su misterioso sótano.
Mejor que huir del pasado es enterrarlo en el sótano de tu peluquería de barrio de confianza
Porque en esta historia nada es lo que parece. Lo que empezó como el plan del robo perfecto termina transformándose en una noche de muertos, desengaños, venganzas, pasados enterrados y muchas, muchas risas entremedias. Lavar, marcar y enterrar consigue que durante ochenta minutos el espectador entre en esta obra estilo Tarantino muy bien traída al teatro. Los diálogos son frenéticos, las situaciones muy volátiles y el suspense, la intriga y el pasado siempre están presentes en el ambiente.
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En la Sala Lola Membrives, y todo lo que la pandemia nos permite, disfrutamos de este teatro de cercanía con viajes al pasado de la movida madrileña y la cultura pop de los 80. Una forma muy original de presentar la alocada historia de Juanma Pina. Donde uno no puede perderse ninguno de los detalles surrealistas de sus diálogos, monólogos y entrañables personajes.
Montgomery Entertainment (productora que también tiene en cartel la aclamada obra Sidra en Vena) y sus maravillosos cuatro actores: Mario Alberto Díez, Sergio Campoy, Olga Hueso y Héctor González; nos secuestran durante toda la obra para no hacernos parar de reír. Cada uno de ellos ofreciendo su toque especial para este humor negro tan surrealista.
Lavar, marcar y enterrar, la obra perfecta para pasar una tarde de fin de semana divertida y en la mejor compañía. Donde la venganza no se sirve fría, sino caliente a golpe de secador, tijeras y tintes. Tened cuidado en Cortacabeza, y, sobre todo, con las escaleras del sótano. Os podréis morir de risa… literalmente.