¿Puede un accidente cambiarte la vida? Dicen que cuando sales ileso de un accidente es una señal del destino para darte una segunda oportunidad. Pero, para Manuel (Fran Perea) y Acebal (Fernando Soto), esta nueva oportunidad se convierte en una “amistad” que trastoca sus vidas y no de la mejor manera posible. Dos personas que en la vida se hubiesen cruzado terminan sin embargo forjando una relación que les pasa factura. A ellos y al público, porque en El ciclista utópico nada es indiferente.
Esta obra de Alberto De Casso (dramaturgia) y Yayo Cáceres (dirección) consigue introducir al público en esa relación tóxica y oscura para convertirlo en la tercera pieza del rompecabezas. En el testigo activo que, al terminar la función, juzga a sus personajes y sus acciones. Para así descubrir que, aunque uno llegue a sentir esos mismos impulsos que en ese momento los vea justificados, en realidad, no lo están. La situación (y nuestros prejuicios) nos nubla el juicio y es sólo al final cuando nos damos cuenta de todo lo que hemos llegado a pensar. Todo de lo que nos hemos llegado a reír durante la función.
“Un simple atropello es capaz de crear un vínculo fuerte… y destructivo” (Feelgood Teatro)
Manipulación, culpa, rabia, una combinación explosiva que altera al público y llega a importunar. No sólo gracias al texto (Premio de Literatura Dramática Fundación Teatro Calderón en 2014), sino también a unas magnificas interpretaciones y una gran coreografía de luces y decorados que poco a poco va cogiendo más velocidad y fuerza autodestructiva. Fran Perea (Los Serrano) y Fernando Soto (La Casa de Papel) dejan a los espectadores exhaustos dando vida a estos personajes tan oscuros, tan cambiantes, tan reales.
“La situación (y nuestros prejuicios) nos nubla el juicio y es sólo al final cuando nos damos cuenta de todo lo que hemos llegado a pensar”
El ciclista utópico es una obra recomendada para mayores de 16 que quieran reflexionar en vivo sobre sus propias acciones, palabras y pensamientos. Porque es fácil juzgar al resto desde nuestro punto de vista, pero también es fácil complicarlo todo con nuestros impulsos y dobles sentidos. Así lo saben bien Manuel y Acebal, el que provoca el accidente y el accidentado quienes “se meten a la vez en un túnel en el que quizás ni siquiera vean la luz de salida”.