Hace 18 años, Huichi Chiu viajó de Taiwan a España en busca de derechos que la hiciesen sentirse libre. Esa libertad la encontró en el flamenco y la interpretación aquí en España, el que ahora es su hogar.
Huichi ha pasado por todos los escenarios interpretativos de esta profesión, películas, teatro y televisión. Hemos podido verla en ‘La familia perfecta’ película del 2020, The Pelayos e incluso VIS a VIS, entre otras cosas.
¿Cómo explicarías lo que ha significado el flamenco en tu vida?
Cuando empecé a aprender el flamenco fue un momento de cambio, de romper con todo en mi vida. Me ayudó a sacar toda la rabia, la frustración, la impotencia que sentía en aquel momento, y el dolor físico me elevó. Entre darme de cabezazos contra una pared o bailar flamenco, elegí la segunda opción.
¿Qué cosas te ha ensañado la profesión de actriz a la hora de comunicarte con los demás?
Si hubiera sido una niña a la que le encantara bailar o cantar delante de todo el mundo, mi vida sería mucho más fácil, pero no fue mi caso. Tengo miedo de ser el centro de la atención, aunque con los años me doy cuenta de que tengo que ocupar mi lugar y que, como todos, tengo algo que ofrecer y compartir. Pienso que esta profesión me enseña a ser una persona generosa a la hora de dar, pero también a ser sensible para recibir.
¿Cuál fue el punto de inflexión que te hizo venir a España? ¿Sientes que este es tu hogar actualmente o tienes nuevos horizontes?
Por una parte, no se puede aprender el flamenco en París, tuve que venir a España. Por otra parte, venir a España nunca fue un plan, por eso quise ponerme el reto, para ver si podía sobrevivir en esta jungla. Después de tantos años España ya es mi segunda casa, para plantearme empezar de cero, necesitaría un impulso mayor. ¡Nunca se sabe!
»A lo largo de la historia del arte ya se ha hecho de todo. Hay demasiados ruido, postureo y fanfarronería»
¿Cómo definirías lo que es el arte para ti en un mundo en el que, ahora mismo, hay muchas cosas que son catalogadas como tal? ¿Qué sensaciones te produce ese arte?
Ahora vender un estatua invisible por 15000 euros es un arte,…a lo largo de la historia del arte ya se ha hecho de todo. Hay demasiados ruido, postureo y fanfarronería. Me quedo con escuchar una pieza de música clásica, un cuadro que ha pintado una abuela de un pueblo remoto o simplemente, atender al silencio.
¿Tienes algún sueño por cumplir? ¿Cuáles dirías que son tus aspiraciones ahora mismo?
Hacer de Virgen María en un Belén viviente, por ejemplo. Últimamente he vuelto a ver las películas de Agnès Varda y de Werner Herzog, también me fascina el mundo del director Tailandés Apichatpong Weerasethakul, la mirada de ellos me inspiran muchísimo.
¿Qué opinas de la generación z? ¿Crees que hay esperanza para el mundo del arte con ellos?
Uy, ya me pierdo con las definiciones de la generación nini, z… Me siento un dinosaurio entre la gente de la generación z. Todo es de tanta inmediatez que se me escurre entre los dedos. Me encantaría vivir un apagón de un par de meses, sin poder usar el smartphone y , quizás, así ocurriese un milagro.
La gente dice que la vida es una gran película, ¿en que película te quedarías a vivir?
En un documental de la vida de los animales de la estepa siberiana.
¿Cómo crees que evolucionará el mundo del teatro en los próximos años? ¿Qué sugerirías para que este no decaiga?
Es un gran tema. Personalmente siento que en España se hace teatro para gustar a la gente, se hacen buenos productos pero poco arriesgados, y nos ponemos nerviosos cuando no entendemos totalmente la propuestas, preferimos algo que nos emocione y que le guste a todo el mundo…es un poco como el efecto Netflix. La conversación suele ser: «Has visto tal serie? Es brutal!” Solo hay dos opciones: O eres de los que no paran de hablar de ella. O no la has visto y estás fuera. En relación al teatro, sobre todo después de la pandemia (aunque aún no nos hemos librado de ella), creo que hay mucha necesidad. La gente necesita y anhela una experiencia compartida, que es parte de la magia del teatro. Así que es un buen momento para descubrir, para encontrarle un nuevo sentido a lo escénico.