El mundo artístico siempre ha estado rodeado de un halo de locura fruto de la constante necesidad de inspiración. Buscar más allá de lo que rodea a los artistas para crear ha sido (y es) una realidad entre pintores, compositores, actores, músicos, etc. Es por esto, entre otras cosas, que se considera como algo normal que los artistas y famosos tengan sus propias manías y que el resto debemos respetarlas. Esto se permite pues los grandes artistas siempre se amparan bajo el pretexto del “genio creador”, como si fueran en busca de lo sublime, algo completamente fuera de nuestro alcance mundano.
Cuando un personaje se convierte en toda una estrella su presencia es codiciada. Se trata, por lo tanto, de evitar a toda costa que dicha persona se encuentre incómoda, a riesgo de abandonar el proyecto. Es por esto que equipos de rodaje, producción y postproducción ceden y colaboran en estas manías.
Los actores que os presentamos a continuación no tienen manías locas e insoportables como otras grandes celebrities consentidas, pero sí tienen sus propios vicios, muchos de ellos relacionados con su propio proceso de creación. ¿Quieres conocerlos?
Jaime Llorente es uno de nuestros actores más internacionales. Tras participar en las exitosas series de Élite y La Casa de Papel se ha convertido en un personaje muy codiciado. Acaba de estrenar la segunda temporada de El Cid en Prime Video y ha pasado una temporada de juntar un rodaje con otro. Aunque esto podría parecer algo bueno, Jaime Llorente tiene una manía muy poco saludable antes de entrar a escena: fumar un cigarro. Confesaba, además, incitar a otros compañeros fumadores a acompañarle en su pequeño ritual de relajación antes de entrar al set de grabación. El actor ha admitido que es un acto que le sitúa en el estado perfecto para meterse en sus personajes, eso sí, esperamos que no lo haga cada vez que digan “¡Corten!”
Aunque no todas las manías de los actores tienen que ver con sus personajes y con el proceso de mimetización. Ana Milán (Física o Química, By Ana Milán), una de las personas que más partido le sacó a la cuarentena, ha confesado algo relacionado con su profesión que no soporta: los disfraces. No le gusta disfrazarse y evita siempre que puede caracterizarse demasiado en sus personajes. Además, es una manía que no le afecta solo en su trabajo, sino que tampoco acude a fiestas de disfraces ni desfiles de carnaval.
Irene Ferreiro es una jovencísima actriz que ya apunta maneras. La podemos ver interpretando a Cris en la serie SKAM España. Tiene 20 años pero demuestra una clara madurez y seguridad en sí misma, se desenvuelve de manera majestuosa en las entrevistas y parece sentirse cómoda delante de una cámara, ya sea la de un rodaje o la de un medio de comunicación. Es esta seguridad la que le permite relajarse y confesar algunas de sus manías. Y es que Irene Ferreiro necesita “comer simétricamente”, esto es, dividir la cantidad de comida que tiene en la boca equitativamente en cada lado. Ni siquiera ella entiende de donde viene esta manía tan particular, pero es algo que necesita para sentirse tranquila.
Y hasta los actores con más experiencia siguen teniendo manías a pesar de los años. Mario Casas, El “Hache” de Tres Metros Sobre el Cielo y Aitor de Los hombres de Paco, dos iconos de seducción, tiene una manía que le afecta siempre en los rodajes. Tiene que ver con sí mismo, y es que a pesar de todos los años de profesión que acarrea a sus espaldas, no soporta verse en pantalla.
Y no nos referimos solo a las pantallas grandes de los cines, sino a cualquier pantalla en la que aparezca actuando. Esto hace que no pueda soportar revisar escenas durante los rodajes, una práctica muy habitual en los directores de cine para corregir pequeños errores. Si ya le cuesta verse, ¡mucho más le cuesta oírse! Cuando no tiene más remedio que observarse rodando una escena, pide al equipo que elimine el sonido de su voz, que dice no soportar.
Puede que no sea culpa de la genética, pero su hermano y actor Óscar Casas también acarrea una manía que no le deja solo en ningún momento. Es el número tres. Sea como sea, esté donde esté, su vista capta cualquier lugar donde aparezca el número y sus ojos se dirigen a él instantáneamente. No puede evitarlo. Pero aunque pudiera, tampoco lo haría pues también él lo busca en las cosas que hace. Por ejemplo, programa las alarmas para que terminen con un tres, sale de casa cuando las agujas apuntan al tres, etc. Esta obsesión le ha llevado a tatuarse el número en el hombro izquierdo.
Penélope Cruz, la chica almodóvar por excelencia, tiene una manía que le hace la vida un poco más difícil. Se considera un poco hipocondríaca y eso le lleva buscar en internet constantemente cada síntoma que nota en su cuerpo en busca de alguna explicación médica. Esto hace que se preocupe mucho más por lo que le ocurre, aunque también le ha traído alguna alegría. Mientras rodaba con el conocido director Woody Allen, esta manía le regaló una conversación con el flamante director, que no es muy cercano con los actores y con quien ella quería hablar. Allen es todo un maníaco de las enfermedades y cuando oyó a Penélope hablar de su manía con gente del equipo, se sentó con ella y entablaron su primera conversación.
Volviendo con los rituales, Ana Obregón tiene una manía que sigue rigurosamente antes de cada escena. Se trata de un grito/cántico que suena, según quienes han podido escucharlo, como “riquiquííí”. La actriz asegura que es una manera de calentar la voz y el cuerpo, que entra en un estado de relajación, pero también afecta psicológicamente, pues libera todas las tensiones intensas. Intuimos que quien no haya rodado nunca con ella se quedará boquiabierto cuando lo oiga por primera vez, pero debe de darle muy buen resultado teniendo en cuenta todos los años que lleva en esta profesión.