Durante la pandemia por el coronavirus, hemos podido vivir en primera persona situaciones límite. En un principio, el miedo globalizado de una nueva crisis sanitaria y económica hizo saltar todas las alarmas. Supermercados sin abastecimiento, sin papel higiénico, sin productos de primera necesidad. Todo ello, nos hace creer en el apagón energético que dicen que está por venir. Pero, ¿podemos creer que esto ocurra?
Sin duda, creer en la idea de que toda la población mundial puede quedarse sin suministros, es una locura. Pensar que por primera vez todos los países se van a poner de acuerdo en una cosa, es bastante utópico. El sector energético español ha desechado esta idea en nuestro territorio. Según la empresa Enagás, «el país cuenta con gas almacenado para cubrir 40 días de consumo». Por otro lado, contamos con suficientes plantas de generación de electricidad, existiendo una capacidad almacenada de 109.070 MW. Así que, aunque el apagón sea real, España tiene suficiente capacidad para abastecerse.
¿Cuál es nuestro problema real?
Nuestro principal problema es la incertidumbre y el miedo. Ante estas noticias actuamos de manera descontrolada e impulsiva. Tal y como pasó durante la pandemia, agotamos toda la existencia de papel higiénico y de otros productos, pensando que faltaría suministro. ¿Por qué? Por el miedo. Posteriormente pudimos ver que faltaba suministro porque nosotros mismos dejábamos las baldas vacías a primera hora de la mañana, sin darle pie a los supermercados a su reposición.
Realmente, el cambio climático es un hecho que nos debería preocupar más en estos momentos. Tenemos más probabilidades de fracasar como humanidad en este aspecto, que respecto a este supuesto apagón. Si seguimos en esta línea, arrojando cantidades excesivas de CO2 y gases químicos a la atmósfera, los cultivos no prosperarán. Además, el cambio climático cada vez irá en aumento. Es muy probable que las condiciones climatológicas adversas puedan afectarnos negativamente. La población no está preparada para cambios tan bruscos. Por ejemplo, las olas de calor en zonas que suelen ser de un clima frío o las fuertes nevadas en zonas de calor, dañan nuestro ecosistema.
Por tanto, hasta el momento, lo que tenemos que tener claro es que nuestro comportamiento debe cambiar. «Es el momento postpandémico actual» lo que nos hace actuar así, según Rebeca Cordero, profesora de Sociología de la Universidad Europea. No tenemos motivos reales para entrar en pánico. Los datos están ahí y nos explican la realidad del momento: España puede hacer frente a un apagón energético, en el caso de que esto ocurra.