A mí sí me gusta saber qué escucháis

Diciembre es el mes oficial de echar la vista atrás. Cuando más se acerca el final del año, más caemos en la necesidad de balance. En cierto modo, da gusto eso de recordar el viaje, de ver cuánto hemos crecido, aprendido y madurado, y también cuántas veces la hemos cagado. Yo, que soy nostálgica por naturaleza, vivo este momento del año con cariño e intensidad: el recuerdo, y más si viene con enseñanza, siempre es bienvenido.

Desde hace unos años en este balance anual juega un papel especial Spotify. Ya sea por los memes en redes sociales, por curiosidad o por volver a reincidir en la nostalgia todos los que tenemos esta aplicación de cabecera acabamos cayendo en su wrapped anual. Y, quien no haya dicho eso de “Spotify me conoce mejor que yo mismo” que tire la primera piedra.

Lo cierto es que, como casi todo en la vida y en las redes, a este resumen anual o lo amas, o lo odias. Como dice el refrán, hace más ruido un árbol cayéndose que un bosque creciendo, y no paro de toparme con haters del repaso musical de Spotify que se empeñan en quitar la ilusión como ese niño insoportable de patio de colegio que por estas fechas tenía la necesidad de destripar el misterios de los Reyes Magos.

«Me gusta pensarme como la protagonista de una película que precisa de la banda sonora perfecta para cada ocasión, como si en algún lugar alguien desde su sofá fuese espectador de mi vida y la canción de fondo le diese una pista sobre qué se cuece en mi interior»

Desde aquí quiero romper una lanza a favor de Spotify y su resumen anual: a mí sí me gusta saber qué escucháis. Personalmente, soy incapaz de concebir la vida sin música. Me gusta pensarme como la protagonista de una película que precisa de la banda sonora perfecta para cada ocasión, como si en algún lugar alguien desde su sofá fuese espectador de mi vida y la canción de fondo le diese una pista sobre qué se cuece en mi interior.

La música que escuchamos nos define, nos acompaña y nos reconforta. En la música están las palabras que necesitamos escuchar, el recuerdo que nos lleva a casa, la expresión de esa emoción que no terminamos de descifrar. La música que escuchamos, que nos ha acompañado a lo largo del año, es parte intrínseca de ese camino que hemos ido recorriendo. El balance de diciembre sin música es tan insulso como ver a la protagonista de la película paseando sin que la banda sonora nos cuente qué siente.

«Vivo el wrapped de Spotify como uno de esos días mágicos de Navidad: al final, no deja de regalarme un espejo que me ayuda a reconstruir el balance que tanto me gusta hacer a final de año»

Vivo el wrapped de Spotify como uno de esos días mágicos de Navidad: al final, no deja de regalarme un espejo que me ayuda a reconstruir el balance que tanto me gusta hacer a final de año. No hay año que no me sorprenda el grupo más escuchado, la canción más repetida o las horas pasadas en continua reproducción. Volver a las 100 canciones más escuchadas de 2021 es volver a todos los momentos vividos este año, es ver el cambio drástico que puede dar una vida de enero a diciembre, posicionarte de nuevo en el sentimiento que resurge cuando suenan las notas que hace apenas unos meses hicieron bailar y llorar.

«A mí me gusta saber qué escucháis al igual que me sentaría a hablar con cada una de las personas que quiero sobre su balance del año. Como el tiempo y la dinámica de la vida hace de esto un poco complicado, me conformo con saber qué canciones han sido especiales y han marcado el compás de los pasos de este viaje»

A mí me gusta saber qué escucháis al igual que me sentaría a hablar con cada una de las personas que quiero sobre su balance del año. Como el tiempo y la dinámica de la vida hace de esto un poco complicado, me conformo con saber qué canciones han sido especiales y han marcado el compás de los pasos de este viaje (mención especial a aquellas que sé que son compartidas, aunque hablar de compartir una canción es un tema que merece dedicación exclusiva). Spotify me ayuda a conoceros y a conocerme. Así que, por favor, no dejéis nunca de compartir las sorpresas y obviedades de vuestro wrapped anual. Y que nunca, nunca, falte la música para complementar y acompañar.