Los humanos hemos vuelto a tomar las calles. De manera paulatina. Sin prisas, pero sin pausa. Para la gran mayoría, esto supone una nueva oportunidad, el renacer, el comienzo de un año nuevo.
¿Y sabéis? Hoy vuelve a hacer un día estupendo. Desde cualquier balcón se pueden ver a los niños que pasean gritando, pataleando y haciendo ruido. Mucho ruido. Pero porque son así. Mentes inquietas que dan más estímulos de los que reciben, que no entienden nada (pero creen saberlo todo), que necesitan atención, que quieren aprender y que han demostrado ser mucho más maduros que algunos adultos frente a esta crisis sanitaria a la que llevamos enfrentándonos semanas.
“Cautelosas, vigilantes y comprobando que todo siga bien”
No obstante, a su lado desfilan sus hadas madrinas. Cautelosas, vigilantes y comprobando que todo siga bien. Si se caen, ahí están. Para curarles las heridas con su magia. Si lloran, los consuelan. Si se enfadan, les ayudan a controlar su frustración. Y si sonríen, lo hacen con ellos. Estas hadas son las madres, quienes nos acompañan desde que somos pequeños hasta que nos independizamos, dedicándonos su tiempo, su espacio y, al fin y al cabo, toda su existencia.
“Porque lo digo yo”, “te lo dije”, “¿a que voy yo y lo encuentro?”
Sus frases: “ponte las zapatillas”, “¿a que voy yo y lo encuentro?”, “te lo dije”, “me da igual lo que hagan los demás. A mí me importa lo que haga tú”, “porque lo digo yo”… No seríamos los mismos sin ellas, porque gracias a ellas somos lo que somos.
Y puede que a lo largo de nuestra vida hayamos sido testigos de que el amor no dura para siempre. Las amistades se rompen, las parejas también, incluso algunos familiares nos dan la espalda. Sin embargo, hay un tipo de amor que siempre será eterno, y ese es el amor de mamá. Es un vínculo inquebrantable, un sentimiento tan real que es visible, incluso palpable. Se trata de sentir hasta que duela.
“Hay un tipo de amor que siempre será eterno, y ese es el amor de mamá”
Además, lo dicen alto y claro: siempre estarán a nuestro lado, tomemos el rumbo que tomemos. En nuestras decisiones, nuestras rupturas, cuando las cosas vayan bien, cuando vayan mal… Cuando sintamos que no podemos más, cuando necesitemos un consejo… (o dos). Nunca seremos capaces de expresar todo lo que nos gustaría decir, porque simplemente nunca será suficiente.
Por eso, tenéis que saber que… Madres, por delante siempre irá nuestra admiración por vuestra valentía y por vuestra fuerza para sacarnos adelante. Porque siempre habéis estado ahí: ayudándonos a dar nuestros primeros pasos, enseñándonos todo lo que sabíais (y más), guiándonos ante la confusión, protegiéndonos de cualquier peligro y sobre todo, confiando en nuestras capacidades y defendiendo nuestras ideas incluso más que nosotros.
“Madre solo hay una”
Y es vuestro valor, vuestra fortaleza, vuestras ganas y por criarnos cómo lo habéis hecho, que hoy os merecéis este día y todos los 364 días restantes. ¡Feliz día de la madre! Hoy es el momento para besaros y abrazaros mucho, llevaros el desayuno a la cara, tomar el vermut en el balcón y deciros que las queremos. Hasta el infinito y más allá.