Isabel G. Larruscain| 14 Enero
Mientras que la muerte de David Bowie estaba en boca de todos los asistentes, Sarah Burton dio espectáculo en la quinta edición de la London Collections Men 2016 con una propuesta de ligeros aires femeninos en sus cortes y complementos que homenajeaba, sin intención, la androginia que a veces caracterizó a Bowie.
Burton, al frente de McQueen desde el fallecimiento del diseñador en 2010, se ha inspirado para esta colección otoño-invierno en el botánico victoriano Charles Darwin y su innovadora investigación para el libro “El Origen de las Especies” de 1859: tejidos ligeros y naturales, motivos florales, estampados de mariposas, característicos de la marca, y de otros animales; acabados descuidados para dar un aire decadente a los looks, etc. En cuanto a los colores, una apuesta segura característica de la firma: el blanco y negro.
Muy llamativos e intrigantes eran los broches de plata y la joyería (muchas de las piezas pertenecían a la colección de mujer) con los que Burton remató los conjuntos que se pudieron ver sobre la pasarela y que mezclaron el aire victoriano de los diseños con la estética punk. Entre todas estas piezas, cabe destacar por su agresividad el imperdible gigante que parecía estar enganchado en las mejillas de los modelos a modo de piercing, que se unía a otros pendientes en la oreja con cadenas y otras ornamentaciones.
En definitiva, los hombres que pudimos ver sobre la pasarela fueron hombres atípicos que se vuelven típicos de McQueen, un sello de identidad que Sarah Burton ha sabido mantener desde el triste adiós del diseñador.