El moño cardado, un potente eyeliner y su delgado cuerpo lleno de tatuajes. No nos hace falta conocer más características para saber que estamos hablando de Amy Winehouse. La estrella del jazz dejó un corto pero intenso recorrido en el mundo de la música y en la cultura popular que perdurará para siempre. Y es que fue hace diez años cuando la artista abandonó su cuerpo, aunque inmortalizando su talento y legado, llegando a convertirse en todo un icono de la música en la actualidad.
Nacida en el seno de una familia judía y con gran cultura acerca del jazz, Amy creció ya desde pequeña con una influencia musical característica. Y es que a los 14 años, rodeada de los suburbios de Londres, la cantante comenzó a componer su propias canciones, llegando incluso a formar parte de una banda femenina de jazz y a dejar huella en pequeños bares de la ciudad. Poco después, fue contactada por Island Records, llevándole a su álbum debut Frank, en 2003. Gracias a este álbum, la artista consiguió el disco de platino y varias nominaciones a los BRIT Awards y a los Premios Mercury Music. Pero esto es solo el principio y a partir de aquí su carrera comenzó a despegar.
Back to Black fue el siguiente álbum que le hizo subir a lo más alto y a ser conocida mundialmente, con el que llegó a ganar varios premios incluso fuera de Reino Unido. Pero fue dos años más tarde, en 2008, cuando, gracias a su canción Rehab fue ganadora de cinco premios Grammy. Giras, más premios y listas de éxitos llevaron a la diva a su punto más alto, y quizá el más peligroso. A pesar de que Amy siguió colaborando con discográficas y teniendo en mente más proyectos, la británica empezó a bromear con las drogas a modo de solución para sus problemas personales. Como es de imaginar, estas sustancias deterioraron en gran medida a la cantante hasta llevarla a su deceso.
Sus últimos momentos fueron duros y chocantes para su público y para los medios, los cuales le dieron un toque sarcástico a la situación. Concretamente en su último concierto en junio de 2011 en Belgrado. El alcohol corría por sus venas y, mientras se tambaleaba, apenas podía pronunciar palabra alguna. Mostrando gestos abatidos y sin cantar, el público se quejaba de su apatía y exigían disfrutar de su música. Lo que no sabían es que Amy Winehouse estaba en sus peores y finales momentos.
La joven falleció demasiado pronto debido a una intoxicación etílica, pero con un impacto social y cultural muy notable. Siempre se la reconocerá por sus llamativos looks y por su identificable voz que ha sonado en las radios de todas las casas del mundo. Una diva que hizo historia en muy poco tiempo y que conquistó millones de corazones.