La llegada de la presentación de la nueva colección de Ana Locking es un acontecimiento en el que todo el mundo quiere estar presente.
Su inspiración nace de las divas de antaño, grandes mujeres que destacan por sus características únicas y que las han hecho llegar a ser grandes personajes del mundo de la moda.
El argumento de esta colección parte de la tensión de sentirse identificada con otras personas y de la exclusión de una sociedad donde la pregunta por la identidad no parece admitir el valor de la diferencia. Lo andrógino perturba, pero porque significado de lo que hoy día se conoce como la “la normalidad“ se tambalea.
A Short Story of Weird Girls cuenta la historia de cinco mujeres mundialmente conocidas: Alaska, Topacio Fresh, Ángela De la Cruz, Nathalie Poza y Rosy de Palma. Así, Ana Locking machaca los estereotipos sobre la identidad de las mujeres y acaba con los tópicos que rondan la idea de lo que es o de lo que no es femenino.
Para ello, la diseñadora propone estilismos que coronan a la sastrería como la principal joya del reino. Son piezas de naturalezas utópicas que marcan (y desmarcan al mismo tiempo) un carácter idealista.
Esta idea se plasma mediante estampados florales, rayas alternas verdes y negras y mucho glitter sobre azules eclécticos. Además, añade viyella de jacquard, para no dejar de lado esa idea antigua y clásica de lo que es femenino. El resultado converge en un universo contemporáneo y diferente a la sastrería más icónica.
La parte femenina se representa en siluetas minimalistas con voluntades un tanto filantrópicas. Se usan distintos materiales para materializarlas. Los acabados son técnicos y el punto de jacquard y el encaje con bordados (pintados a mano) destacan entre los diseños.
La mujer más vibrante, la más atrevida, y a la que le da todo más igual se enaltece gracias a amarillos chillones, negros y nudes. La única condición es destacar. Todo consiste en experimentar. Para lograrlo, Locking apuesta por las lentejuelas, los flecos de seda y los vestidos metálicos con inscrustaciones de cristal bordado. Pero no solo eso, sino que incluyen vestidos drapeados con mucho movimiento.
De lo que no cabe duda es que la moda es una buena herramienta de denuncia (si se usa bien), porque la industria fashionista también es educación. Y con esta nueva colección, Ana Locking ha demostrado que lo sabe bien.