Desde que en 1962 Andrés Sardá se convirtiera en todo un ingeniero textil fabricando prendas íntimas femeninas no ha dejado a nadie indiferente.
En esta 64ª edición de Mercedes Benz Fashion Week Madrid la firma catalana hizo toda una alegoría a las cuatro estaciones del año, distinguidas claramente por sus formas, texturas, colores o tejidos.
El desfile comienza con un ritmo pausado que posteriormente rompe. Con la primavera comienza la vida. La primera modelo en salir a escena para pasear por la larga pasarela blanca será una de las chicas Almodóvar, Rossy de Palma que queda envuelta por un cuerpo lleno de flores, las mismas que salen de la pantalla trasera al mismo compás. Los tejidos principales de esta primera parte son el tul, utilizado en las faldas, y la organza para las flores. Esto queda unido a los colores predominantes de esta season, rosas, amarillos y naranjas.
El verano estuvo representado con la estética marinera de las rayas y los gorros. Esta vez su directora creativa, Nuria Sardá, se decantó por colores como azul, blanco, verde o rojo para bañadores, trikinis y bikinis. Mientras, en el proyector iban apareciendo objetos y estructuras de la misma orilla de la playa como sombrillas, flotadores, balones o faros que trasladaba a los allí asistentes a una de las maravillosas playas de España.
Con el otoño llegan las trasparencias, la lencería, el tul y los tonos tierra y verde, esos que tienen los árboles en esta época del año cuando empiezan a perder sus hojas. Hojas trepadoras aquí impregnadas en el cuerpo de las modelos gracias a las joyas diseñadas por Marc Enric en tonos ocres y que dan un toque aún más sensual.
Llegó la nieve y la Navidad a la pasarela. Esto se muestra en los originales lazos que envuelven a las modelos, como si de regalos se trataran. La época invernal queda reflejada por un amplio abanico de prendas, tejidos como el tul y el chantilly y colores metalizados. Los calcetines navideños quedan sustituidos por conjuntos lenceros para morir de infarto.
Sin lugar a dudas, una vez más esta firma no dejó indiferente a nadie por su buen hacer y creatividad y dejó claro la vocación con la que se fundó: SORPRENDER.