Romper con lo sexista no es fácil. Como tampoco resulta sencillo interpretar lo que esconden los anuncios de publicidad más allá de lo que se ve. Aun hay barreras un tanto complicadas de saltar, frenar o directamente eliminar. Y a pesar de que son más los movimientos activistas a favor de la igualdad, el recorrido es largo y estrecho.
Somat y Bosch son dos empresas que han empezado a incluir al hombre en las tareas del hogar, en cambio, aún los productos de limpieza textil son protagonizados por mujeres como Wipp Expréss.
En el caso de Bosch, desde hace un año lanzó una campaña publicitaria para apoyar una vida sana y sostenible en el que trabajan y se coordinan todos los sexos por igual y donde se cuida al ser humano sin hacer daño a su persona.
La publicidad en sí desde que apareció ha hecho amagos que hoy día es complicado hacer desaparecer. Llegó a nuestra vida hace bastantes décadas como una forma más de comunicar. Y aunque ha sido capaz de atravesar muros y pantallas alcanzando el mayor foco de atención mediante un producto o servicio, es innegable la cantidad de mensajes que quedan atrás.
Gracias a esta nueva era ha habido una transformación a la hora de colocar una imagen, una figura y un código con la intención de que tuviera sus frutos en su buen destinatario. No obstante, se producía una confrontación entre sociedades. Significa que nuevas generaciones están latentes. Los signos de antes, muchos, han cobrado nuevos sentidos, y hay principios que han generado otras determinaciones.
Ha sido la cantidad de anuncios publicitarios son los que nos han hecho un poco resaltar nuestra ceguera que no permitía entender, y mucho menos preguntar sobre con qué fin iba cada acto. La televisión es uno de los medios de comunicación con más fuerza en nuestro país, sin embargo, no tan valorado por la carga extrema que conlleva Internet y en su conjunto las redes sociales. Han ayudado a promocionar, pero han gestionado desde el minuto uno: cómo, cuándo y qué ver.
Contamos con tres marcas de perfume con mucha potencia en el mundo como son Adolfo Domínguez, Valentino y Paco Rabanne. Era habitual utilizar a la mujer como deseo sexual, un escaparate a la vista de todo y de todos en el que el olor y la fragancia estaban a la altura de cualquiera. Principalmente promovido por mujeres y hombres jóvenes, entre cuerpos aceptados por una sociedad que determinaba cuál era el estándar que seguir.
La voz en off manda un mensaje claro y conciso de que no por el hecho de ser mujer, debe ser mayor el gasto en ropa para conseguir que ésta quede ideal en el cuerpo hasta hacerlo sentir bien. Sino que es cuestión de ambos sexos. Y que lo principal es sentirse bien consigo mismo con lo que uno decida.
Muestra cómo salir de los estereotipos, cómo mostrarnos tal y como somos sin miedo al juicio externo. Y de qué manera queremos que nos vea el mundo.
Ella misma ha explicado que es una autoexpresión, una forma de incluir y respetar la diversidad que el autor mismo reclama.
Qué nos quiere decir la publicidad, qué nos transmiten los anuncios y qué dejamos entrar en nuestras vidas. ¿Eres de los que ves para descifrar o prefieres pagar con el fin único de alejarte un poco más de aquello que crees que no te pertenece?
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