Han pasado 3 años ya desde que pudimos empezar a ver una tendencia un tanto polémica en las grandes firmas de moda como Gucci o Prada, hablamos de la balaclava o pasamontañas.
Sus raíces se remontan a 1854, cuando fueron creadas para que los soldados británicos se protegieran del frío en la Batalla de Balaclava en la Guerra de Crimea. En la Edad Media estuvo asociada al verdugo, el cual se encargaba de ejecutar las sentencias, y en la Edad Contemporánea, a los ladrones, terroristas y rebeldes, que la utilizaban como un escudo facial por su función de mantener el anonimato.
Tiempo después fue adoptada por la gente que practicaba esquí y actualmente ha dado un paso más y ha invadido las calles, únicamente con la función de completar los looks de las personas más atrevidas y por supuesto, protegernos un poco de este frío terrible que estamos sufriendo.
Este accesorio comenzó a verse a modo estético por primera vez en los años 70 de la mano de la actriz e icono de estilo Audrey Hepburn, también de Jackie Kennedy. Sin embargo, no ha sido hasta este año que ha empezado a verse de forma cada vez más habitual en influencers y en todas las tiendas, que han querido hacer eco de esta nueva tendencia.
Son varios también los diseñadores que la han incorporado de una manera u otra a sus colecciones, como por ejemplo Jacquemus y Vetements en la temporada otoño/invierno e incluso en la temporada primavera/verano por Louis Vuitton.
¿Pero por qué ha vuelto a surgir esta tendencia?, os preguntaréis. Mucho más lejos de lo estético, se acerca más al ámbito psicológico y emocional. Rachel Tashjian, crítica de moda, afirma que se trata de una forma de usar la moda en forma de armadura. En un momento que todavía podemos considerar post-pandémico en el que nos hemos visto en la obligación de cubrir nuestros rostros con una mascarilla, se nos presenta este accesorio como una forma de mantener nuestra seguridad ante el resto de la sociedad. Se ha demostrado como la retirada de las mascarillas en exteriores ha supuesto importantes problemas de confianza en la sociedad, pudiendo interpretar esto como una respuesta a la pregunta que nos veníamos planteando.
Se trata, pues, de otro resultado del momento en el que vivimos, en el que prima la comodidad sobre cualquier otra cosa, y que a pesar de que en un primer momento no caló demasiado, tras habérsela visto a grandes iconos de la moda, plasmada en cientos de revistas y en todas las tiendas, estamos consiguiendo poco a poco incorporarla en nuestros looks.