Hablemos de genios. Hablemos de la semana de la moda de París, de sus diseñadores, de las colecciones, de Balenciaga y de Demna Gvasalia.
Tras abandonar su propia firma, Vêtements, el diseñador ha presentado una colección inspirada en los oficios, los años ochenta y sí, las Meninas.
El espacio es muy diáfano y se respira la amplitud en forma de espiral. Los invitados se sientan entre el reflejo de sus sillas azul klein y conversan animados entre ellos, puede que hasta un poco preocupados. “El set del desfile de Balenciaga se supone que representa el parlamento europeo”, comunicaba Vanessa Friedman, la directora y crítica de moda del New York Times, minutos previos a que la música comenzara a sonar.
Esa era la premisa de la que disponíamos – y que de hecho disponemos –, ya que la casa oficial española todavía no ha hecho ninguna declaración. Ya sabíamos que Gvasalia fue considerado la principal turbina de cambio para la casa Balenciaga, ¿pero ahora pretende serlo de Europa?
Por el espacio helicoidal aparecen modelos y no modelos de diferentes etnias, religiones, culturas, edades y razas. Cada vez con mayor frecuencia, los diseñadores optan por salir del sesgo tradicional que exige el mundo de la pasarela. Las modelos de los 80’s y de los 90’s ya no son las modelos de ahora. Bajo los focos se aprecia cierta devoción hacia lo andrógino (y hacia las hermanas Hadid, todo hay que decirlo). Esta vez, ellas son las protagonistas de la historia. No llevan pancarta, pero se manifiestan a través de las prendas. El creativo tiene un mensaje crítico para el Parlamento Europeo.
Grandes chaquetas, estética ochentera, llevada hacia colores neones y dimensiones abismales en hombreras; estampados print y de cabeceras de periódicos; y lo más relevante a destacar: una armonía entre el Balenciaga clásico y el urban más cosmopolita y trapero.
La pasarela da comienzo con propuestas monocromas donde el negro, el blanco y el rojo son los principales protagonistas. Pero, a medida que los diseños se dejan ver entre los curiosos, se introducen toques ácidos de riesgo: colores llamativos, texturas más atrevidas y la joya de la Corona: cinco Meninas de estética futurista que han encandilado a los críticos (¡y a Instagram!).
El Renacimiento se representaba en tres vestidos: uno rojo, otro azul y el otro negro velvet, frente a dos vestidos de lamé dorado y plateado de estética galáctica.
De lo que no cabe duda es que el creativo continúa en su empeño de mostrar la moda como principal impulso de la calle. Primero transformó la relación entre el lujo y el sweetwear. ¿Será capaz de hacerlo ahora con el Parlamento y Europa?