Un caso de salmonelosis hará unos veinte veranos llevó a Beatriz Robles a dedicarse plenamente al estudio de la seguridad alimentaria, la dietética y la nutrición. Hoy en día reparte su tiempo entre su labor en las redes sociales, colaboración con distintos medios de comunicación nacionales y asesoramiento a distintas empresas del sector. La amplia experiencia de Beatriz Robles y el contacto cercano que tiene con sus seguidores le han hecho lanzarse a esta nueva aventura de escribir un libro, más bien una guía, que recoge todo lo aprendido durante estos años.
Come seguro comiendo de todo reúne entre sus páginas consejos y explicaciones sobre la correcta manipulación de alimentos. Un área donde, como ella misma nos explica, el consumidor general no recibe formación, aunque todos seamos manipuladores.
¿Qué impulsó a Beatriz Robles a escribir Come seguro comiendo de todo?
La experiencia del día a día. Tanto por mi familia como por redes sociales me llegan cuestiones sobre la manipulación de alimentos. Igual a mí me parecen muy básicas, pero realmente, es en esos contactos con la gente, cuando te das cuenta de que estas cuestiones no son tan básicas en absoluto. En realidad todos somos manipuladores de alimentos en algún momento del día, pero el consumidor general no recibe formación en ello. Por eso con el libro busco dar respuestas a estas necesidades.
Sabemos por tus redes sociales, tus apariciones en los medios y sobre todo por este libro que uno de tus mayores objetivos son desmentir mitos y casi leyendas sobre la alimentación. ¿Cómo podemos detectar un bulo entre tantas “evidencias científicas” que nos rodean?
El problema de la desinformación lo tenemos en todos los niveles, no sólo en la alimentación. A nivel social, cultural, político… es un reto al que nos tenemos que enfrentar. Como consumidores, sólo tenemos un arma a nuestro alcance, nuestro propio pensamiento crítico. Los bulos son muy sofisticados y a veces son muy difíciles de detectar. Por eso, cuando nos llegue una información, no podemos quedarnos con el titular. Tenemos que profundizar, ver hasta donde nos lleva, comprobar las fuentes y si tiene enlaces a los estudios científicos que cita. No es lo mismo que te manden un audio de WhatsApp a que te manden una noticia de un medio de referencia.
Beatriz Robles: “Como consumidores, sólo tenemos un arma a nuestro alcance, nuestro propio pensamiento crítico.”
Según tu propia experiencia, ¿cuál es el mito sobre seguridad alimentaria que tenemos más interiorizado?
Yo creo que el que “los adictivos son peligrosos”. Ese es súper reiterativo. Lleva pululando cerca de 40 años y seguimos creyéndonoslo. Estamos convencidos de que el producto que pone “sin aditivos” o “sin conservantes” es mejor. Realmente eso no es verdad. Los aditivos que se utilizan están autorizados por la Comisión Europea en unas cantidades y en productos determinados. Además de que se evalúan y revalúan constantemente basados en nuevas investigaciones. Las empresas utilizan este mito como reclamo para diferenciarse. Pero la industria los necesita para alargar la vida útil del producto, por ley.
Por no hablar también de “la regla de los cinco segundos”, el “si huele bien está bueno…” Lo tenemos todos en la cabeza y no tienen ningún sentido cuando te paras a pensar en ellos.
Absolutamente. La regla de los cinco segundos, es que, cuando se me cae una tostada al suelo, la recojo rápidamente, la soplo un poco, todos la soplamos un poco (como si eso sirviese para algo). Pensamos que como la hemos recogido muy rápido no va a pasar nada. Desde luego cuanto más tiempo esté tirada en el suelo, más microorganismos va a haber. Pero, en el momento en el que toca la superficie, los microorganismos ya se pueden adherir. Por eso no tiene ningún sentido.
También creemos que si el alimento está en perfecto estado de revista y sus propiedades olfativas no están alteradas, el alimento está bueno. Esto no tiene por qué ser así. Los microorganismos que generan enfermedades no siempre alteran el alimento.
Cuando uno comienza a saber más sobre este tema ocurre algo paradójico. Más que tranquilidad parece que el saber sobre seguridad alimentaria “alimenta” nuestro lado más hipocondriaco, ¿cómo es esto posible?
En el momento en el que no tenemos consciencia del riesgo ni nos damos cuenta de que en nuestra cocina puede haber algún peligro microbiológico, estamos mucho más tranquilos. Eso es normal. Seguimos con el mito de que estas intoxicaciones son simplemente una diarrea o unos vómitos. Algunas sí pero otras no. Cuando somos conscientes de esto, es normal que veamos peligros y amenazas por todas partes. Mi intención no es alarmar. Mi intención es precisamente dar a conocer estas situaciones. Quitar la venda de los ojos. Saber qué pautas superfáciles podemos incorporar en nuestro día a día para mejorar nuestra seguridad alimentaria y no correr ningún riesgo.
Es importante mantenernos informados sobre la seguridad alimentaria y este libro es un buen ejemplo de ello con todos los consejos y “normas” que no solemos cumplir. ¿Por qué nos cuesta tanto mantener buenos hábitos en nuestro día a día en relación con la correcta manipulación de alimentos?
Por una parte es pereza, porque supone incorporar un nuevo hábito en nuestra rutina diaria. A veces son cosas muy simples y otras pueden ser acciones más tediosas. Por otro lado también está la creencia de que “toda la vida se ha hecho así y nunca ha pasado nada”. Esto es absolutamente falso. Si que pasaba y eso lo podemos comprobar al ir a los datos y ver como la incidencia de muchas enfermedades ha bajado radicalmente en los últimos 50, 60 años. Ahora nuestra salud y esperanza de vida son mejores, gracias en parte a la seguridad alimentaria. Pensamos que si siempre lo hemos hecho mal y no nos ha pasado nada es porque no era tan importante. No, si lo hemos hecho mal y no nos ha ocurrido nada es porque hemos tenido suerte. Esa es la única razón.
Beatriz Robles: “En el momento en el que no tenemos consciencia del riesgo ni nos damos cuenta de que en nuestra cocina puede haber algún peligro microbiológico, estamos mucho más tranquilos.”
¿Crees que la población está realmente concienciada en la importancia que tiene la manipulación de alimentos?
Esto es algo que desde hace años tenemos muy claro en la industria, en la hostelería… y se ha trabajado mucho. Pero como consumidores, lo ignorábamos porque lo dábamos por hecho. Ese también es el éxito de la seguridad alimentaria, los consumidores no tenemos que preocuparnos porque los productos que tenemos en el mercado son seguros. Ahora es cuando nos cuestionamos si estamos haciendo algo mal, si podríamos hacer algo más.
“El éxito de la seguridad alimentaria: los consumidores no tenemos que preocuparnos por si los productos que tenemos en el mercado son seguros. Lo damos por hecho.”
La Covid-19 ha retrasado la publicación del libro. Habéis optado, tanto Juan Revenga en el prólogo como tu durante todo el libro por mencionar a la pandemia, el confinamiento y el Estado de Alarma. Por eso te pregunto, ¿Cómo crees que nos ha afectado el confinamiento en relación con las comidas y la seguridad de los alimentos?
Al principio primaba un poco el instinto de supervivencia, los productos que más subían en ventas eran los más básicos como las legumbres. Casi también por el miedo al desabastecimiento en esos primeros momentos de más estrés. Y cuando vimos que ese desabastecimiento no iba a pasar, que no era real, allí ya nos relajamos. Entonces empezaron a subir las ventas de los productos con un carácter mucho más hedónico o más unidos al ocio o el placer, como la cerveza o los snacks.
Terminando con esta entrevista, un consejo de Beatriz Robles para la vuelta a la rutina en la nueva normalidad.
Creo que es un buen momento para plantear cambios en nuestro estilo de vida. Hemos estado mucho tiempo confinados, hemos tenido mucho tiempo para reflexionar. ¿Respecto a la comida? Intentar hacer cada vez elecciones más saludables aunque nos parezcan una tontería. Los pequeños cambios al final llevan a grandes resultados. Desde el punto de vista de la seguridad alimentaria, durante esta pandemia hemos ido tomando conciencia de este asunto. Nos hemos preocupado por ella, pero ahora es el momento de indagar un poco más. Ver qué podemos hacer por nuestra parte para no tener intoxicaciones en estos momentos donde no podemos colapsar el sistema sanitario. Que ya está bajo suficiente presión. Tenemos que hacer lo que está a nuestra mano para ayudar.