La dura realidad es que en nuestro país arrastramos problemas más engorrosos que una pandemia. Solo tenemos que informarnos sobre las escalofriantes cifras y estadísticas que reflejan que esta cuestión está más que presente en la sociedad de la que tanto presumimos. La trata de personas no es ficción, no solo forma parte de un documental. Es un problema que está cayendo en picado hacia el olvido. Y lo cierto es que no es suficiente con llevar a cabo una lucha incansable por ponerle fin. Necesitamos cambios en la legislación de nuestro país que erradiquen el tráfico de personas y evite tragedias como la de Yamiled Giraldo. Biografía del cadáver de una mujer es un jarro de agua fría para que despertemos y afrontemos una situación en la que están atrapadas miles de mujeres.
Mabel Lozano continúa en su lucha como documentalista por los derechos humanos, tras dirigir otros documentales como El proxeneta o Chicas nuevas 24 horas. Nuevamente pone voz a las mujeres obligadas a prostituirse por proxenetas que hacen de su vida un auténtico infierno.
Así podemos verlo en Biografía del cadáver de una mujer caso de Yamiled, una superviviente de la trata con fines de explotación sexual que, tras ayudar a desmantelar una banda criminal, se convirtió en testigo protegida. Después de tomar las riendas de sus vida y empezar de cero en un pueblo de Pamplona, fue acribillada a tiros en presencia de su hijo, al que también intentaron asesinar. Además del asesinato a traición, es inevitable estremecerse cuando conoces cómo se fraguó la tragedia. Es imposible no preguntarse: ¿Cómo puede salir tan barato terminar con la vida de una persona? ¿Por qué los prostíbulos que interviene la policía continúan abiertos? ¿Por qué un proxeneta desde la cárcel puede seguir recibiendo beneficios de un negocio ilegal?
Biografía del cadáver de una mujer, galardonado con el Premio Goya a Mejor cortometraje documental nos pone los pelos de punta con el relato del hijo de Yamiled, que vivió en primera persona cómo asesinaban a su madre. Es difícil quitarse el nudo en la garganta durante los 18 minutos de duración del cortometraje, pero es una sacudida de realidad a la par de necesaria. Su espontaneidad como testimonio principal consigue hacernos reaccionar: emociona y a la vez enfada. A él le arrebataron la persona más importante de su vida y ahora, es una voz valiente que se atreve a contar al mundo una historia despiadada, pero que forma parte de la realidad. Esta no es una lucha que únicamente corresponde a las que lo sufren. Debe ser la lucha de una sociedad dispuesta a defender un país libre, que de voz a las víctimas de la explotación sexual y afronte un problema que azota al mundo entero.